Prohibir, prohibir, prohibir ¡No saben hacer otra cosa!
Confunden, lamentablemente lo de “mandar” con lo de “prohibir” y lo de ser políticos, con ser padres mandones.
Según ellos, vigilan y cuidan nuestra salud, pero ¿Quién les ha elegido para eso? ¿Quién les ha otorgado semejantes poderes? ¿Son tal vez nuestros guías?, ¿los adalides del saber?, ¿los profetas del futuro?, ¿los adivinos de la felicidad?
¿Son quienes dominan la seguridad aplastante de la senda que hemos de seguir para ser felices a su manipulado y engañoso entendimiento?
¿Dónde dejan aparcado nuestro derecho fundamental, el de la LIBERTAD?.
¿Quién les ha votado con el programa electoral de fastidiarnos la vida?
¿Pagamos sus sueldazos para que pongan en práctica sus ideas dañinas y sin más sentido que mantenerse en esos puestos que ellos corrompen y de los que abusan, porque son unos inútiles en lo de ganarse la vida como los demás?
¿Son simplemente una panda de mentirosos e indocumentados?
No hay día en el que nos dejen en paz, en el que no intenten hacernos comulgar con ruedas de molino, en el que no nos sobresalten con alguna ocurrencia deleznable, destinada a medrar en su caso, haciéndonos sus esclavos paganinis.
Ahora con el pretexto “tutelador” de ayudar a los jóvenes, entramos en una época de prohibición del alcohol, semejante a la ley seca que tan nefastos resultados ofreció en la América de Al Capone.
Ya nos prohibieron el tabaco, mejor dicho, el hecho de fumarnos tranquilamente un pitillo en donde nos dé la gana, aunque respetando por supuesto muy determinados lugares como es lógico. Pero la lógica no es su fuerte.
La presuntamente descerebrada ministra de sanidad que enreda como una araña y que si te descuidas vierte picaduras venenosas y vengativas, prohíbe también a los establecimientos que tengan sillas, mesas, toldos y sombrillas que les han regalado las Marcas, con nombres grabados de bebidas alcohólicas.
¡A la basura todo el mobiliario de terrazas y bares!.
Y si como empresario hostelero te arruinas por tener que invertir en reponerlo, te aguantas, que para eso perteneces a una clase que no merece ni el más mínimo respeto, ni el pan ni la sal ni nada parecido.
Tal vez esa ministra, con titulación de médico anestesista, se encuentre sumida ella misma en una profunda anestesia que ha dejado su mente nublada, y que por eso se entrega a arruinar cientos de negocios.
O sea es la muy saludable sanidad que practica a tiempo completo, probablemente no ha tenido ni un minuto para darse cuenta que la publicidad, no tiene ¡ya quisiera! el poder arrollador que le atribuye en su desconocimiento.
Y es que al final, los experimentos con gaseosa como dicen los castizos y si ustedes políticos, desconocen, ignoran, no recuerdan nada ¿Cómo se atreven en esas condiciones amnésicas y “burriles” a adoctrinarnos?, a meter basura donde no la había. Y la cursi de doña Ursulina anda ocupadísima con nuestro dinero, ganado con esfuerzo sin que nadie nos lo haya regalado (aquí solo se regala a las señoritas elegidas como
acompañantes por catalogo, y a quienes vienen de fuera a invadir nuestras costumbres, romper nuestra convivencia, robar, violar y asesinar cuando se tercia.
¡Déjense ya de buenismos a nuestra costa y en nuestras costas! que hace mucho que se les fue la mano (la derecha y la izquierda).
Doña Ursulina pues, maniobra no solo con los misiles, los drones y las metralletas que vamos a comprar para enseñar los dientes (no sé si las balas) a los malos, sino también con el euro digital ( a saber en verdad que pretende, y porque, y con qué consignas).
Porque Europa, ese esperpento que pudo ser algo importante, se ha quedado en “machaque ridículo 20/30 para los europeos, por culpa, como siempre, de una clase política avarienta e irresponsable, capitaneada por esa señora a lo Rotenmeyer, impresentable, acusada también de corrupción por haber sobrepasado los límites de su cargo negociando en secreto con la farmacéutica Pfizer ¡qué cosas!
Aranceles, armamento, insultos, codicia por las tierras raras y rareza de cinismo en quienes desean seguir manteniendo lo de “Unión” europea, equiparándola políticamente con Estados Unidos.
Pero aquí los Estados no están unidos.
Los americanos sienten que son un país, y los europeos van cada cual por su lado, y a unos les importa un rábano lo de los otros.
Así que Doñita no salga todavía del armario armamentístico.
Guárdese los tanques y piense primero usted y sus secuaces (gánense el sueldo por una vez al menos), quien va a manejarlos, que no sean para nada sus hijos ¿verdad?