El Partido líder de la oposición atraviesa un momento delicado en la búsqueda de su espacio político en España. Nuevo curso político y seguimos con el temario del curso anterior. Y es que con toda la que está cayendo en la política nacional y a pesar de las dificultades internas y externas que enfrenta el actual gobierno socialista, Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, parece que no logra aprovechar estas debilidades para consolidarse como una alternativa fuerte y creíble.
Las encuestas recientes ofrecen brotes verdes al bloque de derechas en estimación de voto, pero Sánchez insiste en cumplir la legislatura, así que no hay aires de cambio a la vista en la Moncloa. Lo de verde no viene por VOX que va perdiendo fuerza, perdiendo espacio y aparentemente va perdiendo también su protagonismo internacional. Hoy que me acordaba de aquella Medalla Internacional de la comunidad de Madrid por la defensa de la libertad ofrecida por Ayuso a Milei, no me quiero imaginar a Abascal cuando se enteró de aquel movimiento inesperado.
En estos días leía que se planteaba un giro de timón en la estrategia y dejar de lado el discurso previsible de la amnistía a un tal Puigdemont. Esta falta de impulso político plantea serias preguntas sobre la dirección del partido de Génova y su capacidad para capitalizar las tensiones que se viven tanto en la política nacional como en el ámbito internacional. Si el PSOE y por consiguiente España están tan mal ¿por qué no hay un cambio de gobierno?
Feijóo, quien asumió el liderazgo del PP en 2022 tras una crisis precedida por la salida de Pablo Casado, ha tenido dificultades para encontrar una estrategia que mueva las piezas del tablero político a su favor. Aunque cuenta con una amplia experiencia como presidente de la Xunta de Galicia, en el ámbito estatal su perfil no ha logrado encender el entusiasmo ni de su base electoral ni de los sectores más indecisos del electorado. España siempre ha sido un país al que le va la marcha, de ahí que los Puente, Ayusos, Rufianes y compañías tengan esa capacidad de atracción en los medios de comunicación.
En el ámbito internacional, el PSOE está de lleno metido en incendios diplomáticos un día sí y otro también. Las tensiones con Marruecos, particularmente relacionadas con el Sáhara Occidental, los aspavientos con el gobierno de Argentina y los choques con Venezuela han generado demasiada incomodidad. Sin embargo, estos asuntos no han afectado de manera grave la imagen de Sánchez entre sus votantes, por algo será. Mientras el gobierno sortea estos retos, el PP parece no haber encontrado la manera de transformar esas polémicas en un motor electoral que impulse sus aspiraciones.
El perfil de Feijóo como líder del PP es quizás uno de los principales obstáculos que enfrenta el partido. Aunque goza de reputación como un gestor moderado, su discurso técnico y distante no ha conectado con una parte del mercado electoral que demanda una oposición más emocional. Hasta Page y Lambán han encontrado sus momentos de gloria en toda esta maraña de dimes y diretes en el coliseo de la guerra de argumentarios políticos.
La derrota de Feijóo en su intento de formar gobierno tras las elecciones de julio de 2023, pese a ganar en escaños, evidenció la dificultad del PP para construir alianzas en el Congreso. Cataluña y País Vasco hablan un idioma históricamente diferente al partido popular y en esta situación los populares deben replantear cómo encontrar su espacio en esos territorios, quizás tengan un traductor en Albiol, el alcalde de Badalona.
Y claro, en este concierto, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, lleva ya mucho tiempo destacando como una figura clave dentro del PP, incluso llegando a eclipsar, en ocasiones, a Feijóo. Ayuso, con un estilo mucho más directo y sin miedo a la confrontación, ha sabido canalizar el descontento con el gobierno de Sánchez, criticando abiertamente su gestión en áreas clave como aquella casi olvidada pandemia y la política exterior. Perdón, en todas las áreas políticas.
Ayuso ha conectado con la parte más conservadora del electorado del PP, que ve en su liderazgo una actitud más combativa frente al gobierno socialista. Sin embargo, este estilo polarizador también genera dudas sobre si Ayuso podría ser una opción viable a nivel nacional, donde la moderación suele ser más efectiva para ganar elecciones generales. Núñez Feijóo vino con el cartel de ganador y no lo renovó. ¿Estamos ante un relevo generacional del Partido Popular?
Esta y otras preguntas que muchos se hacen son si el PP necesita un cambio de estrategia o incluso de liderazgo para poder imponerse al PSOE. Las circunstancias parecen estar alineadas a favor de una oposición fuerte: una izquierda fragmentada, donde ya Sumar resta.
Mientras, el PP sigue buscando la fórmula que le permita dar ese golpe político que lo lleve de nuevo a la cima del poder en España, de momento toca esperar acontecimientos y que en España, visto lo visto, no son pocos.