Sí, he vivido una mañana luminosa con esa alegría, compuesta de luz y vida que esta gran metrópolis sabe dar.
Sí, hemos vivido una mañana transatlántica, porque allí, en el patio de la Fundación, todo era ir de México a España, de ésta a México y finalmente ir por toda América (“Nuestra América”, Martí dixit).
He regalado a la Fundación la revista TSN (Transatlantic Studies Network) de la Universidad de Málaga, del Aula Transatlántica María Zambrano, de la que soy colaboradora. Todo combina, todo tiene la huella transatlántica.
La Fundación Ventosa- Arrufat es de origen español, su presidente es Jorge Ortega, de México.
Los libros premiados han sido publicados en España, por el editor Basilio Rodríguez Cañada (Editorial SIAL, Madrid). Finalmente, los premios los entregó el presidente de la Fundación Elena Poniatowska, Felipe Haro, en presencia de su madre Elena Poniatowska, con la que tuve el gusto de hablar y regalarle mi nuevo libro de poemas “Poeta en llamas”. Larga vida a esta escritora que reina sobre la ciudad de México. Es su icono literario.
Qué alegría, qué alborozo, el de esta mañana.
Los premios siempre crean una atmósfera colegial, quasi pueril, que nos hace beber de nuevo el elixir de la infancia y sentirnos que todo está bien, que todo es bueno y bello (las tres B de la Antigüedad).
Acto gozoso de comunicación entre las dos orillas del Atlántico, hermanadas por sus libros y por este ir y venir de sus gentes. Aquí hemos anudado lazos. En mayo, para la Feria del Libro de Madrid, vendrán muchos escritores, y entre ellos, algunas de las premiadas en la Sección Creadoras de América que dirijo en la feria, auspiciada por la editorial SIAL.
Escribo esta crónica, necesariamente breve, para dejar constancia de esta hermosa mañana.
Todo huele a literatura.
Hoy, en “vol de nuit” a Madrid.
Dejaré “la región más transparente” a la que siempre deseo volver.
¡Auguri!
