Entrevista

Anna Cejudo: “La IA es parte del presente que debe estar al alcance de todos”

La cofundadora de Founderz, una de las plataformas de referencia en formación en inteligencia artificial, defiende una educación accesible, ética y conectada con el presente.
Anna Cejudo
photo_camera Anna Cejudo

Para Anna Cejudo, el aprendizaje de la inteligencia artificial no puede seguir siendo una opción reservada a perfiles técnicos o empresas punteras: debe convertirse en una competencia transversal e inclusiva, al servicio de todos. Desde Founderz —plataforma que ya ha formado a cerca de 200.000 personas en IA—, lidera junto a Pau Garcia-Milà un enfoque educativo ágil, accesible y ético que ya ha colaborado con instituciones como la Universidad Autónoma de Madrid y Microsoft.

En esta conversación con El Diario de Madrid, Cejudo repasa su visión sobre la Primera Generación IA, el futuro del liderazgo femenino en tecnología, los desafíos de emprender en pareja y la necesidad urgente de un modelo educativo que prepare a los ciudadanos no solo para usar herramientas, sino para hacerlo con criterio y responsabilidad.

Founderz ha sido reconocida por su enfoque innovador en la enseñanza de la IA. ¿Cómo imaginas que será la educación en inteligencia artificial dentro de cinco años, especialmente para las nuevas generaciones?

Pues me imagino la formación en inteligencia artificial totalmente integrada en la educación de las nuevas generaciones (nosotros llamamos a los jóvenes de ahora como Primera Generación IA, porque son los que saldrán al mercado laboral ya con la IA como parte de su día a día).

En 5 años ya no hablaremos de 'estudiar IA' como algo aparte, o solo exclusivo para perfiles más técnicos. La IA deberá ser una habilidad transversal, como es hoy saber buscar información en internet. Se convertirá en parte del lenguaje con el que resolvemos problemas, creamos soluciones y desarrollamos ideas en todos los ámbitos y tipos de tareas: desde la ciencia hasta el arte, desde la escritura hasta la creación de procesos.

Lo más emocionante es que veremos una IA mucho más accesible, personalizada y adaptativa. Y ahí estará el gran reto: formar no solo usuarios de IA, sino ciudadanos conscientes del impacto que tiene. Que las nuevas generaciones no solo sepan usar herramientas, sino que entiendan la responsabilidad que hay detrás. Y eso lo tenemos muy claro desde Founderz, la importancia no solo de saber usar la IA, sino de usarla de forma responsable.

En un entorno donde la IA avanza rápidamente, ¿cómo equilibras la necesidad de enseñar habilidades técnicas con la importancia de fomentar el pensamiento crítico y ético en tus programas?

Este equilibrio no es opcional, es imprescindible. En Founderz tenemos claro que enseñar IA no se trata solo de explicar cómo funcionan los modelos o cómo escribir buenos prompts. Se trata también de enseñar a cuestionar, a anticipar posibles errores, a poner la tecnología al servicio de las personas y no al revés. Por ejemplo, solemos hablar del peligro de lo que se conoce como overreliance, que es cuando confiamos ciegamente en los resultados que nos genera la IA, sin esa capa de revisión humana.

Por eso, en todos nuestros programas existe esa combinación de aprendizaje práctico con clases más teóricas sobre el potencial de la IA, pero también sus limitaciones, riesgos y sesgos. Vemos casos reales de dilemas éticos relacionados con la IA y promovemos conversaciones abiertas entre los alumnos. El futuro de la IA no lo escribirán solo los expertos en tecnología, sino quienes sepan combinar ese conocimiento técnico con su criterio humano.

¿Qué desafíos enfrentan las instituciones educativas tradicionales al adaptarse a las nuevas tecnologías, y cómo crees que plataformas como Founderz pueden colaborar con ellas?

El principal reto de las instituciones educativas tradicionales es la velocidad. La tecnología y el mercado evolucionan a un ritmo que muchas veces no encaja con los tiempos y estructuras del sistema educativo. No se trata de una falta de voluntad, sino de procesos que a veces no permiten reaccionar con la agilidad que hoy se necesita.

Ahí es donde Founderz puede ser un gran aliado. Nosotros operamos con una lógica más ágil, adaptamos contenido casi en tiempo real y ofrecemos experiencias educativas personalizadas gracias a nuestra tecnología propia. No queremos reemplazar a la educación tradicional, queremos complementarla.

Por ejemplo, el año pasado lanzamos la primera cátedra en Empleabilidad y Responsabilidad en la Inteligencia Artificial (ERIA) con la Universidad Autónoma de Madrid y Microsoft. Ejemplo de colaboración entre la universidad pública y entidades privadas para ofrecer un modelo educativo que mantenga la profundidad y rigor, pero que también sea flexible, actual y conectado con el presente.

Compartes tu experiencia sobre los retos de ser madre y emprendedora. ¿Qué prácticas o políticas crees que deberían implementarse en el ecosistema emprendedor para apoyar mejor a las mujeres en situaciones similares?

Ser madre y emprendedora es un desafío diario, no te voy a mentir. Combinar la pasión por crear con el compromiso familiar no es fácil, pero tampoco imposible. Lo que necesitamos es un ecosistema más empático, con estructuras que entiendan que la maternidad (y paternidad) no limita la ambición, sino que puede incluso potenciarla.

Necesitamos políticas reales de conciliación, modelos de liderazgo más flexibles, más visibilidad para las mujeres que emprenden y cuidan al mismo tiempo. Y también una cultura que valore los resultados por encima del presentismo. Porque muchas veces, lo que impide avanzar no es la falta de capacidad, sino la falta de espacios que te permitan desarrollarte sin tener que elegir entre ser madre o ser emprendedora.

En tu experiencia, ¿cómo ha evolucionado la percepción del liderazgo femenino en el sector tecnológico en España en los últimos años?

En los últimos años hemos visto avances importantes: más mujeres al frente de proyectos tecnológicos, más espacios donde se habla abiertamente de diversidad, y más referentes visibles que antes no habían. Esto no significa que no quede aún un camino por recorrer. Las cifras siguen mostrando que somos minoría en posiciones de liderazgo en el sector tech.

Lo importante es que ese cambio está en marcha, y que cada mujer que da un paso adelante inspira a muchas otras más. Y esto se nota, porque cada vez vemos más mujeres con sed de formar parte de las conversaciones del sector tech, y de la IA en concreto.

Nosotros lo vemos año tras año cuando lanzamos becas para que más mujeres puedan formarse en IA. Las plazas siempre se agotan en cuestión de minutos, nos llegan miles de solicitudes. Las ganas están, y la buena noticia es que cada vez hay más oportunidades para conseguirlo. Aunque lo dicho, es un proceso en marcha.

Después de vender tu primera empresa y fundar Founderz, ¿cómo ha cambiado tu visión sobre el éxito y el impacto que deseas generar con tus proyectos?

Siempre hemos buscado, tanto Pau como yo, generar un impacto con nuestros proyectos. Sí puede ser que antes le diera más importancia a lanzar una empresa, que creciera, que se hablara de ella. Y sí, eso también es parte del camino, no te voy a mentir. Pero hoy le doy todavía más importancia a saber que lo que hacemos tiene un impacto positivo real en la vida de las personas.

Con Founderz no solo creamos una empresa, creamos una comunidad, una puerta de entrada para ya casi 200.000 mil personas que buscan avanzar, reinventarse, aprender algo nuevo, no quedarse atrás. Ver cómo alguien se siente preparado para afrontar nuevos retos profesionales después de pasar por uno de nuestros másters, eso es la definición de éxito para mí.

¿Qué aprendizajes clave has obtenido al emprender en pareja, y cómo ha influido esa dinámica en la cultura organizacional de Founderz?

Emprender en pareja es un reto, pero si hay comunicación, respeto y objetivos compartidos, puede ser una gran fortaleza. Aprendes a tomar decisiones importantes escuchando otros puntos de vista, y a equilibrar lo personal y lo profesional sin que una cosa anule la otra. Sino que la potencie aún más.

Y sí, imagino que ha influido en la cultura de Founderz. Nos ha enseñado a construir desde la empatía, a fomentar una comunicación abierta, a valorar las diferencias como algo que suma, no que resta. Nuestra organización respira ese equilibrio entre exigirnos a nosotros mismos para ser nuestra mejor versión, pero sabiendo que en el fondo todos somos humanos. No se nos olvida que detrás de cada profesional hay una persona, y lo tenemos muy presente en cómo lideramos y acompañamos a nuestro equipo.

¿Cuál es tu visión sobre el papel de la educación en IA para reducir las brechas sociales y económicas en diferentes comunidades?

Creo de verdad que la IA tiene el poder de dar nuevas oportunidades y permitirnos crear cosas que hace un par de años habríamos necesitado mucho presupuesto y recursos en general. Por eso es importante que la educación en IA llegue a todas las personas. Y si los que educamos en IA no cogemos esto como nuestra misión, corremos el riesgo de agrandar aún más la brecha entre quienes tienen acceso y quienes no.

En Founderz apostamos por una educación accesible: tanto de conocimiento (no se necesitan requisitos técnicos previos), como económicamente hablando, ya que ofrecemos másters de calidad, a precios muy accesibles. Además, no se trata solo de enseñar cómo funciona la IA, sino de mostrar cómo puede mejorar la vida de cada persona, en cualquier contexto. Si logramos que más personas entiendan, usen y lideren con esta tecnología, estaremos construyendo un futuro más equitativo.

Imagina que es el año 2030 y estás mirando hacia atrás. ¿Qué legado te gustaría que Founderz haya dejado en la sociedad y en el ámbito educativo?

Me encantaría que se diga que Founderz es el lugar donde aprender IA, tengas el perfil que tengas, y vengas de donde vengas. Que acompañamos a cientos de miles de personas a transformarse, a adaptarse, a descubrir su potencial. Que abrimos puertas que antes estaban cerradas para muchos.

Y en lo personal, me encantaría que mis hijos crezcan en un mundo donde formarse en IA, y en cualquier tecnología o herramienta revolucionaria, no sea un privilegio, sino un derecho al alcance de todos. Si conseguimos eso, si dejamos un legado de educación útil, humana y actualizada, entonces habrá valido la pena cada paso del camino.