El exbanquero y empresario Mario Conde ha publicado un vídeo en sus redes sociales en el que denuncia lo que considera “una deriva de control fiscal sin precedentes” en España. Según afirma, los bancos privados están “cada día más integrados como agentes de la Agencia Tributaria”, y a partir de 2026 estarían obligados a informar a Hacienda de todas las operaciones con tarjeta que superen los 20.000 euros anuales, así como de retiradas de efectivo por encima de 3.000 euros o préstamos superiores a 6.000 euros.
“La voracidad de la Agencia Tributaria Española es absolutamente indiscutible”, sostiene Conde, quien alerta de una pérdida progresiva de intimidad: “Ya no se trata de defraudar, sino de que Hacienda sabe lo que ganamos, con quién nos relacionamos, qué compramos o si vamos al teatro. Controla absolutamente nuestras vidas y eso es intolerable”.
Lo que dicen las normas: control fiscal sí, pero no con esos umbrales
Actualmente, la obligación de información financiera de los bancos hacia la Administración se enmarca en la Ley 10/2010 de prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, que obliga a las entidades a comunicar operaciones “sospechosas o inusuales”, sin establecer umbrales fijos para todos los clientes.
Por su parte, la AEAT y el Banco de España mantienen acuerdos de intercambio de información con las entidades financieras, centrados en la detección de movimientos que superen ciertos límites en metálico —por ejemplo, retiradas o ingresos en efectivo superiores a 10.000 euros— o transferencias internacionales relevantes. Sin embargo, no hay normativa publicada que respalde los umbrales de 3.000 €, 6.000 € o 20.000 € mencionados por el exbanquero.
Fiscalidad y comparación internacional
Durante su intervención, Conde también comparó la presión fiscal española con la suiza, señalando que “en Suiza no sobrepasa el 25%”, mientras que “en España está en el 39% y en la Unión Europea, por encima del 40%”.
Los datos de la OCDE confirman que España mantiene una presión fiscal cercana al 38,5% del PIB, por debajo de la media europea (41%), pero significativamente por encima del 28% de Suiza, donde la tributación depende de los cantones y es más flexible para rentas altas. La afirmación de Conde, refleja una realidad: la estructura fiscal española es más centralizada y con menor margen de negociación individual.
El euro digital, en el horizonte europeo
Uno de los puntos más controvertidos del discurso de Conde fue su advertencia sobre la llegada del euro digital, que, según él, permitirá al Estado rastrear “cada transacción y movimiento” de los ciudadanos.
El Banco Central Europeo (BCE), ha reiterado en múltiples ocasiones que el euro digital no sustituirá al efectivo y que su diseño “garantizará la privacidad de los pagos básicos”.
El proyecto se encuentra actualmente en fase de preparación —tras la fase de investigación concluida en octubre de 2023—, y se prevé que los primeros ensayos piloto puedan desarrollarse a partir de 2026, coincidiendo con el horizonte temporal mencionado por Conde.
No obstante, el BCE ha aclarado que el sistema no permitirá un seguimiento individualizado de las transacciones por parte de los Estados, sino que se apoyará en intermediarios financieros bajo estrictas normas de protección de datos.
Criptomonedas, “stablecoins” y el retorno del oro
En su vídeo, el exbanquero también abordó la expansión de los exchanges de criptomonedas y las stablecoins, activos digitales vinculados a monedas fiduciarias o materias primas. Según Conde, su auge responde a la “voracidad fiscal” de los Estados y al intento de los ciudadanos de preservar su libertad financiera.
Mencionó especialmente las stablecoins respaldadas en oro, que considera “una especie de nuevo patrón oro”, recordando el sistema monetario abandonado tras los Acuerdos de Bretton Woods en los años setenta.
En Europa, sin embargo, la entrada en vigor de la regulación MiCA (Markets in Crypto-Assets) introduce un marco estricto para los emisores de criptoactivos, con el fin de garantizar transparencia y estabilidad. Las monedas digitales respaldadas por oro existen, pero se encuentran fuera del sistema financiero oficial y carecen de reconocimiento legal como medio de pago.
Entre la privacidad y la fiscalización: un debate abierto
El mensaje de Mario Conde toca una fibra sensible en la sociedad española: la tensión entre la necesidad de control fiscal y el derecho a la privacidad financiera. La digitalización de los pagos, el fin progresivo del efectivo en grandes operaciones y el desarrollo del euro digital plantean un nuevo paradigma en el que la comodidad tecnológica convive con el temor al control total.
Las afirmaciones del exbanquero abren un debate sobre los límites del Estado en la vigilancia económica de los ciudadanos y la necesidad de transparencia institucional para evitar la sensación de un control excesivo.