PIB

El aparente ‘milagro’ del PIB español (+0,7%) explicado: realidades, deflactores y datos del INE

El Instituto Nacional de Estadística (INE) registró un crecimiento del PIB real del 0,7 % en el segundo trimestre de 2025, pese a que el PIB nominal avanzó solo un 1,3% y la inflación ronda el 2,7%. ¿Cómo son compatibles esos datos? Aquí te explicamos con claridad por qué no se trata de un error, sino de una metodología técnica sólida.

Evolución trimestral del PIB Nominal, PIB Real e Inflación en España entre 2023 y 2025 - EDdM
photo_camera Evolución trimestral del PIB Nominal, PIB Real e Inflación en España entre 2023 y 2025 - EDdM

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado su estimación del PIB correspondiente al segundo trimestre del año y, a simple vista, las cifras parecen invitar al optimismo: la economía española creció un 0,7% en términos reales respecto al trimestre anterior y un 2,8% interanual. Es el octavo trimestre consecutivo con un avance igual o superior al 0,6%, un comportamiento que, en un contexto internacional marcado por la desaceleración de varias economías europeas y las tensiones comerciales globales, no deja de llamar la atención.

Sin embargo, el dato ha encendido el debate entre economistas y analistas independientes. Algunos consideran que las cifras oficiales esconden contradicciones difíciles de justificar. El argumento más repetido es que, si el PIB nominal aumentó un 1,3% y la inflación ronda el 2,7%, el PIB real —el que descuenta la subida de los precios— debería haber caído. La polémica se amplifica con ejemplos concretos: la inversión, que según las cuentas nominales habría descendido un 0,11%, aparece en cambio como un aumento del 2,1% en términos reales. Algo similar ocurre con las exportaciones, que muestran un crecimiento significativo en volumen a pesar de registrar caídas o estancamiento a precios corrientes.

Entre la aritmética simple y la metodología oficial

El origen de la discrepancia está en la manera en que se calculan estas magnitudes. “No basta con restar la inflación general al crecimiento nominal”, recuerdan los técnicos en contabilidad nacional. El INE no utiliza el IPC como referencia única, sino deflactores específicos para cada componente de la economía: consumo, inversión, exportaciones, gasto público… Cada uno de ellos refleja la evolución de precios en su propio ámbito, que puede ser muy diferente a la media de inflación que perciben los consumidores.

En este trimestre, por ejemplo, el consumo de los hogares avanzó un 0,8% en volumen y la inversión un 2,1%, mientras que el gasto de las administraciones públicas retrocedió un 0,1%. El conjunto de la demanda interna aportó casi un punto de crecimiento al PIB trimestral, compensando parcialmente el ligero lastre del sector exterior, que restó unas décimas.

Esta metodología, común en toda la Unión Europea y supervisada por Eurostat, utiliza el llamado método de volumen encadenado, que actualiza periódicamente el año base de referencia y permite aislar con mayor precisión el efecto precio. El resultado son datos que pueden sorprender al compararlos con la inflación general, pero que responden a cálculos más complejos que una simple operación aritmética.

Lo que dicen los expertos

Medios como El País, Cinco Días o HuffPost han destacado que la economía mantiene un patrón de crecimiento estable gracias, sobre todo, a la fortaleza del consumo privado, la recuperación de la inversión y un mercado laboral que sigue en máximos históricos, con más de 22 millones de ocupados. Para el Gobierno, estos datos confirman la “resiliencia” del tejido productivo; para los críticos, el verdadero reto es explicar al ciudadano por qué unas cifras aparentemente contradictorias son, en realidad, coherentes desde el punto de vista técnico.

El economista José Ramón Riera, en un vídeo que circula ampliamente en redes, cuestiona la coherencia entre los datos reales y nominales, y califica de “incongruentes” algunos saltos entre unas series y otras. No obstante, las series oficiales están construidas con una metodología transparente, publicada y abierta a revisión, algo que refuerza su credibilidad.

Un concepto clave: el deflactor del PIB

Para entender la diferencia entre el PIB nominal y el real es imprescindible conocer el papel del deflactor del PIB. Este índice mide la variación media de los precios de todos los bienes y servicios producidos en el país, no solo de aquellos que consume un hogar medio. Al dividir el PIB nominal por el deflactor, se obtiene el PIB real, que refleja únicamente los cambios en la producción física.

Así, es posible que un sector haya reducido su facturación en euros (por caída de precios), pero que su producción física —el volumen real— haya crecido. Este matiz, clave para la contabilidad nacional, explica por qué en las estadísticas del INE las variaciones en términos reales pueden alejarse, e incluso invertirse, respecto a las cifras a precios corrientes.

Más allá del titular

El dato del 0,7% no es un “milagro” económico, sino el resultado de un sistema de medición afinado que, aunque pueda resultar contraintuitivo, es el que permite comparaciones homogéneas entre países y periodos. Para el ciudadano, la lectura práctica es que la economía mantiene un ritmo de crecimiento moderado pero sostenido, apoyado en factores internos, con un mercado laboral fuerte y un consumo que aguanta, aunque las exportaciones pierden algo de tracción.

En un contexto de volatilidad internacional, con la eurozona creciendo de forma desigual y tensiones en el comercio global, España logra, al menos de momento, mantener el rumbo. Las cifras del INE no son una cuestión de fe, sino de técnica estadística. Y entender esa técnica es el primer paso para interpretar la economía real más allá de los titulares.

Glosario rápido:

  • PIB nominal: Valor total de la producción a precios corrientes, incluye inflación.
  • Deflactor del PIB: Índice de precios que mide el cambio general de precios de la economía.
  • PIB real: PIB nominal ajustado por el deflactor, refleja solo variaciones en producción física.