Oda a un Sánchez cualquiera

Oh! caudillo invicto, franco y portentoso
el tipo más lindo, el más prodigioso,
el tío más alto, el más dadivoso,
ese que atesora más poder en mano,
el numero uno, el gran puto amo.

Oh! vaya caudillo, tan franco, y capaz
de pactos grandiosos cual ave rapaz.
Pacta con aquellos que a cambio de “pasta”
su sillón sostiene hasta decir basta:
Son sus “mantenidos”, su clase, su casta.

Oh! Amado caudillo tan franco y sereno
siempre por encima del fango y del cieno.
que a pesar del agua, el barro y la Dana
en el Falcon viaja con su dulce dama,
por cumplir agenda más allá del drama.

Oh! Austero caudillo, ¡con qué valentía
soporta de Aldama cruel artillería!
Encaja los golpes con certera maña,
muy franco en sus modos de guiar España
(aunque su franqueza sea una patraña).

Usted se merece por bueno, una oda,
en tanto disfruta de un whisky con soda.
Todo mimo es poco para su figura
que no reconoce ni error ni fisura.
Lo encaja perfecto y con gran cintura.

Es número Uno, es el presidente
de blanca sonrisa cuajada de dientes,
dientes que no esconde a aquellos que pilla, 
porque su soberbia va y se los cepilla
sin que se le mueva ni pelo ni horquilla.

Por ser el más franco pasará a la historia,
pues de sus mentiras no tiene memoria
y con maestría fue desenterrando
la tumba que un día ocupara Franco.
Su mente le miente, bello presidente.

Mienten sus voceros y le mienten tanto
que se ha convertido con sus corrupciones,
sus imposiciones, censuras y tratos
en un dictador, aunque muy, muy guapo.
Mas dice el refrán, que su razón lleva,
que “mona es la mona aunque vista seda”.