Las quejas vecinales por el ruido de los aviones sobrevuelan nuevamente el desarrollo urbanístico del Cerro del Baile, en San Sebastián de los Reyes. Varias asociaciones de residentes han exigido al Ayuntamiento que paralice el avance de esta urbanización, alegando que el exceso de contaminación acústica procedente del tráfico aéreo hace inviable una vida digna en la futura zona residencial.
Aunque los vecinos señalan directamente al consistorio, el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes ha reiterado que no tiene competencias para modificar las rutas aéreas, responsabilidad que recae en AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea). Desde el gobierno local aseguran haber solicitado medidas correctoras a la entidad estatal para reducir el impacto del ruido, aunque también apuntan a un posible interés partidista detrás de algunas de las denuncias, lo que ha intensificado la polémica.
La urbanización del Cerro del Baile es una de las grandes apuestas del municipio para paliar la creciente demanda de vivienda. Según el consistorio, su desarrollo es fundamental para garantizar el acceso a hogares asequibles, por lo que defiende la continuidad del proyecto pese a las críticas, comprometiéndose, eso sí, a buscar soluciones que mitiguen el impacto acústico para los futuros residentes.
Por su parte, AENA ha declarado que tanto la ruta anterior como la actual cumplen con la normativa vigente en materia de ruido, y que no está en su ámbito revertir trayectorias sin una solicitud formal del Ayuntamiento. La empresa pública ha comunicado a los afectados que será la alcaldesa quien deberá tramitar oficialmente cualquier petición de cambio de rutas aéreas ante las autoridades competentes en navegación aérea.
Mientras tanto, las asociaciones vecinales insisten en que la actividad aérea en la zona supera los niveles soportables y que la urbanización bajo estas condiciones es inviable. Exigen una actuación clara del Ayuntamiento y una postura más firme frente a AENA para garantizar el bienestar de los futuros vecinos.
El conflicto entre la necesidad de crecimiento urbanístico y la protección ambiental y sanitaria vuelve así a ponerse sobre la mesa en el norte de la Comunidad de Madrid, con el Cerro del Baile convertido en epicentro de una disputa entre intereses sociales, políticos y urbanísticos.
