Informática

USB-C para todos los teléfonos móviles y dispositivos electrónicos pequeños

A partir de hoy, entra en vigor una nueva normativa que obliga a que todos los teléfonos móviles y dispositivos electrónicos pequeños, como tabletas, auriculares, cámaras digitales y altavoces portátiles, sean cargados exclusivamente mediante un cargador USB-C
Cargador asociado a un dispositivo móvil y una 'power bank' | Foto de 123rf/coolhand1180
photo_camera Cargador asociado a un dispositivo móvil y una 'power bank' | Foto de 123rf/coolhand1180

A partir de hoy, entra en vigor una nueva normativa que obliga a que todos los teléfonos móviles y dispositivos electrónicos pequeños, como tabletas, auriculares, cámaras digitales y altavoces portátiles, sean cargados exclusivamente mediante un cargador USB-C. Esta medida responde a una modificación del reglamento sobre la comercialización de equipos radioeléctricos realizada por el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública el pasado 30 de abril y a la transposición de una directiva europea aprobada por la Eurocámara en 2022.

La normativa establece que, a partir de ahora, todos los dispositivos recargables que utilicen cables deben contar con un puerto USB tipo C, sin importar el fabricante. Sin embargo, para los ordenadores portátiles, esta obligación no se aplicará hasta abril de 2026.

Una de las características más destacadas de esta nueva ley es la armonización de la velocidad de carga. Los dispositivos que admiten carga rápida podrán ser cargados con cualquier cargador compatible a la misma velocidad, lo que incrementa la conveniencia para los usuarios. Además, los consumidores podrán decidir si adquieren nuevos equipos electrónicos con o sin cargador incluido, fomentando la reutilización de los cargadores existentes.

La Comisión Europea ha destacado que esta medida contribuirá a reducir el desperdicio de cargadores y a disminuir los residuos electrónicos. Se calcula que los cargadores desechados representan alrededor de 11.000 toneladas de residuos al año, y se espera que los consumidores puedan ahorrar hasta 250 millones de euros anuales en compras innecesarias de cargadores.