Así lo defendió su recién nombrada directora general y exdiputada de Ciudadanos, Sara Giménez, en una entrevista concedida a Servimedia en la que también lamentó la “falta de representación política” que en la actualidad sufre una etnia que vivió como “un hito histórico” la llegada de tres políticos gitanos, uno de ellos la propia Giménez, al Congreso de los Diputados para “dar voz” a dicho pueblo.
En este contexto, criticó la “discriminación en estado puro” que, a su juicio, “lamentablemente seguimos viviendo” y advirtió de que “el prejuicio y el estereotipo lleva a que muchas familias gitanas no puedan alquilar una vivienda en nuestro país por lo que son”.
“A que haya todavía dificultades para acceder al empleo, a que haya jóvenes que quieran ir a una discoteca o a un espacio de ocio y se les niegue la entrada por lo que son y que haya mujeres gitanas que en los centros comerciales no se quiten a los guardias de seguridad porque hay una presunción de que pueden robar”, añadió, consciente de que persiste una "discriminación sutil” que, entre otras cuestiones, “impide” a las personas gitanas el ejercicio del derecho a acceder a una vivienda “digna”.
En su último informe sobre discriminación, con datos referidos a 2022, la fundación recogió más de 500 casos de “discriminación con una motivación antigitana”, algunos de los cuales incluso “se convierten en delitos de odio” y cuya cifra, según sus cálculos, se verá superada en el siguiente informe.
“Cuando ya se agrede a una persona, que hemos llevado casos a los tribunales por agresiones con una motivación antigitana, cuando despides a una persona al descubrir que es una persona gitana también tiene esa motivación antigitana y lo hemos llevado ante los tribunales en el ámbito laboral”, explicó, al tiempo que denunció los “discursos de odio durísimos” que proliferan en redes sociales e Internet, por lo que reiteró que “la aplicación de la norma y un pacto de Estado sería totalmente necesario en esta materia”.
En este punto, se mostró “orgullosa” de haber participado en la tramitación de la ley para la igualdad de trato y la no discriminación, que incluye la “motivación antigitana en nuestro Código Penal”, que reconoció como “avances de nuestro Estado”, si bien insistió en que dicha ley “establece la necesidad” de crear una Autoridad Independiente para la Igualdad de Trato y la No Discriminación.
Giménez aseveró que es el “organismo de igualdad que vienen recomendando desde la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia-ECRI y desde otras organizaciones europeas e internacionales”. “¿Por qué no se ha creado ese organismo?”, se preguntó, para señalar que, “si no creamos un organismo que se necesita para defender a las víctimas de la discriminación y poder sancionar comportamientos que deben ser reprobados en nuestro país, realmente estamos dejando la ley en papel mojado” y asegurar que España lleva “más de un año de retraso en ello”.
PACTO SOCIAL
En paralelo, reivindicó la “alianza” firmada por la FSG junto a organizaciones como Fundación ONCE o Cermi, CCOO y UGT por un pacto social contra los discursos de odio, consciente de que “la discriminación es algo que pasa a los gitanos, a las personas negras, a las personas LGTBI, a las personas con discapacidad”. “A muchos grupos vulnerables en la actualidad y sí que creo que debe darse un golpe en la mesa”, aseveró, para mostrar su esperanza en que la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, “avance en esta materia y empiece por aplicar la ley de igualdad de trato y no discriminación”.
A su vez, estimó “muy importante” la “línea” en la que también ha “avanzado” la fundación en materia de litigios, con el convencimiento, desde hace “más de 15 años”, de que “la defensa de los derechos de las personas gitanas también había que moverla en los tribunales” tanto españoles como ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, uno de los “importantes retos” que la organización quiere “consolidar”.
Una organización que, en un contexto “de tantas crisis internacionales, de dificultades en la convivencia, de tensiones entre los Estados” ofrece, según su directora general, “un modelo y una propuesta intercultural como modelo social basado en asumir diferencias, en saber convivir entre diferentes, en llegar a acuerdos, en dialogar”.
CRISPACIÓN
En este sentido, recordó que ella entró en política “con muchísima ilusión de intentar mejorar y provocar cambios, sobre todo cambios sociales”, consciente de que “no solo con población gitana”, sino que “con muchos grupos, con la discapacidad, con las personas sin hogar, con las personas migrantes, hay muchísimos retos, pero también en lo que es convivencia”. Una convivencia de la que "se aleja" el actual modelo político en España, con un Congreso de los Diputados en el que, lamentó, "hay muchísima crispación”, motivo por el cual, en ocasiones, la ciudadanía concibe “con mucha razón” que sus necesidades “no tienen nada que ver con lo que se está hablando en la política”.
“Yo entré en política porque quería resolver o aportar en la resolución de los problemas cotidianos y lo que no puede ser es que la política esté tan alejada de la realidad”, aseveró, para admitir que “eso entristece” y que ha salido de la política con una sensación “un poco contradictoria”. Por un lado, satisfecha por lo que ha “podido aportar” a la consecución de “determinados avances, también en lo que es el propio talante” como una política que se ha “caracterizado como una persona de llegar a acuerdos”, algo que, a su entender, “no tendría que ser una excepción en política”, por lo que reclamó un "cambio de visión".
CAMBIO DE VISIÓN
“Se necesita un cambio en esa visión y yo espero que los responsables políticos a alto nivel sean capaces de ver el que este cambio es necesario, porque, si no, la deriva del país no es buena”, abundó, al tiempo que instó a “reflexionar” sobre por qué “proliferan determinados discursos populistas” e invitó a los diputados a que “dejen de ideologizar todo y dejen la crispación a un lado” y traten de alcanzar “pactos y compromisos en materias en las que todos tenemos que estar de acuerdo”.
Por último, admitió que para ella es “triste” la situación actual de Ciudadanos, un partido que nació para “tender puentes”, pero también “ver cómo desaparece una posible opción sensata”. “En la política falta sensatez, profesionalidad y pragmatismo", advirtió, convencida de que “se necesita este tipo de posición, sensata y con mucha profesionalidad y el tender esos puentes que ahora han desaparecido”.
Junto a ello, también expresó su “tristeza” por el hecho de que en la Cámara Baja “ya no hay representación gitana”. “En la anterior legislatura fuimos tres personas gitanas, dos mujeres y un hombre, en el Congreso de los Diputados y en esta legislatura no hay ninguna”, puntualizó, sabedora de que el Parlamento “también debe avanzar en eso”.
“Hablamos mucho de diversidad, de igualdad, de incorporación de la heterogeneidad de nuestra sociedad y el que hubiese gitanos y gitanas defendiendo los intereses de todos los ciudadanos y dando voz también al pueblo gitano me parecía un avance importante”, aseguró, para indicar que la comunidad gitana en España “lo vivió como un hito histórico”, al igual que en Europa, desde donde recibía “mensajes positivos”, y lamentar que esa falta de representación actual es “un retroceso”.