Bomberos de Madrid

Rafael Ferrándiz se despide tras 41 años de servicio como jefe de los Bomberos de Madrid

El jefe del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid culmina su carrera destacando la importancia del compañerismo, la experiencia y el compromiso ciudadano.

Rafael Ferrándiz
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Rafael Ferrándiz, jefe del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, ha realizado este viernes su última guardia, poniendo fin a una trayectoria de 41 años al servicio de los madrileños. En su emotiva despedida, el equipo de Emergencias Madrid ha querido agradecerle públicamente su dedicación, resaltando que "se lleva amigos, muchos recuerdos y la satisfacción del trabajo realizado".

Ferrándiz, arquitecto técnico e ingeniero de edificación, fue nombrado jefe del cuerpo en 2019, aunque su recorrido profesional se remonta a comienzos de los años 80. "Nunca se deja de ser bombero", ha asegurado, animando a sus compañeros a continuar con la misma vocación de servicio que ha guiado su carrera.

Durante su mandato, Ferrándiz lideró un proceso de modernización del cuerpo, mejorando las condiciones laborales y apostando por la formación continua. Bajo su dirección, el Cuerpo de Bomberos de Madrid ha alcanzado niveles de intervención de primer orden, con cerca de 80 actuaciones diarias y un tiempo de respuesta inferior a nueve minutos.

Ha participado en momentos clave de la historia reciente como el incendio de Almacenes Arias, los atentados del 11M, el colapso del edificio Windsor o la pandemia de Covid, aunque él mismo ha subrayado que "lo más importante son las intervenciones cotidianas que salvan vidas".

En 2023, fue nombrado pregonero de las fiestas de la Virgen de la Paloma, un gesto simbólico de su fuerte vinculación con Madrid y con el barrio de Lavapiés. En su despedida, ha reivindicado el compañerismo como eje del trabajo de los bomberos: "Hay momentos muy duros donde necesitas tener delante y detrás a un amigo que te proteja".

Ahora, tras cuatro décadas de servicio, Ferrándiz se retira con la promesa de dedicar más tiempo a su familia, sin perder el espíritu de quien, como él mismo dice, nunca deja de ser bombero.