El PSOE ha denunciado este sábado un ataque con pintadas contra su sede en Rivas-Vaciamadrid, que ha sido blanco de mensajes que los socialistas califican de “odio político”. El partido ha vinculado lo ocurrido a un “clima de crispación alimentado por el Partido Popular” y ha exigido una condena clara de estos actos.
En un comunicado difundido a través de redes sociales, el PSOE de Rivas ha asegurado que “no nos van a intimidar quienes intentan sembrar el odio”, y ha añadido que este tipo de acciones “son consecuencia directa de discursos que intentan acabar con la democracia”.
Desde la dirección regional del PSOE de Madrid se ha respaldado esta denuncia y se ha señalado como responsables indirectos a determinados representantes del PP, aludiendo a “mensajes incendiarios y silencios cómplices” como caldo de cultivo de estos ataques. En concreto, han citado declaraciones de Esperanza Aguirre, expresidenta regional, quien en la presentación de su libro el pasado 19 de mayo comparó favorablemente la dictadura franquista con la Segunda República, afirmando que “a la larga fue mejor”.
Condena del ataque y llamado a la responsabilidad
El PSOE madrileño ha manifestado su más firme rechazo a cualquier forma de intimidación política, recordando que la pluralidad y la libertad de expresión son pilares fundamentales de la convivencia democrática.
“Estas pintadas no son simples actos vandálicos: son intentos de amedrentar y de sembrar el miedo en un contexto en el que el respeto mutuo entre fuerzas políticas debería ser innegociable”, señala el comunicado.
Por ello, han instado a todas las formaciones políticas, especialmente al Partido Popular, a condenar sin ambigüedades estos hechos y a no alentar, por acción u omisión, el deterioro del clima democrático.
El suceso se suma a otros actos recientes de tensión política en distintas localidades de la Comunidad de Madrid, en un contexto de fuerte polarización a nivel nacional y autonómico. El PSOE ha reiterado su compromiso con el juego limpio y ha recordado que la violencia, física o simbólica, no tiene cabida en democracia.
