Vestidas de negro y en silencio, las participantes quieren visibilizar su rechazo hacia "las pedagogías del odio", especialmente en relación con el impacto devastador del conflicto en Gaza.
El colectivo denuncia que la violencia y la normalización de la guerra tienen un coste humano inaceptable y exige un cambio en las políticas que permitan construir una sociedad basada en la paz y la justicia social. "El espanto no puede dejarnos indiferentes", subrayan en su manifiesto, donde advierten que la fabricación y el tráfico de armamento se sostienen con impuestos públicos, una realidad que califican de inaceptable.
Reivindicaciones clave
En su concentración, Mujeres de Negro destaca la importancia de implementar políticas que fomenten una educación para la paz y medidas sociales justas. Entre sus principales demandas se encuentran:
- Una educación pública de calidad, con ratios adecuadas y más horas lectivas para garantizar la atención personalizada del alumnado.
- Políticas de conciliación familiar, que permitan a las familias dedicar más tiempo de calidad a sus hijos e hijas.
- Renta básica para familias en dificultad, especialmente en momentos de crisis económica.
- Un salario mínimo interprofesional digno, que no perpetúe la pobreza laboral.
- Sanciones contra la desinformación, incluyendo multas millonarias a quienes difundan bulos y fomenten el odio, especialmente entre los jóvenes.
Contra la violencia y la guerra
En su manifiesto, el colectivo denuncia la situación en Gaza como un "genocidio televisado", exigiendo que no se normalice el horror. Hacen un llamado a la ciudadanía para no mirar hacia otro lado y actuar frente a la falta de acción institucional. "No podemos seguir siendo esa mayoría silenciosa que permite la continuidad de estas atrocidades", recalcan las organizadoras, apelando a la responsabilidad social y política de expulsar la violencia de la vida cotidiana y la historia.
El acto de Mujeres de Negro busca no solo sensibilizar sobre la urgencia de educar para la paz, sino también instar a un compromiso real contra la violencia estructural y las injusticias que afectan a los colectivos más vulnerables. "Un mundo más justo y pacífico es posible, pero requiere una acción conjunta y decidida", concluyen.