El histórico dirigente socialista Manuel de la Rocha, exalcalde de Fuenlabrada y exconsejero de Educación en la Comunidad de Madrid, ha lanzado duras críticas a la proclamación de Óscar López como nuevo secretario general del PSOE de Madrid. De la Rocha ha cuestionado el procedimiento seguido, que no incluyó votación ni recogida de avales, señalando que se trata de una "grave devaluación de la democracia".
Proclamación sin votación ni avales
López fue proclamado líder del PSOE-M al no presentarse candidaturas alternativas, un proceso avalado por los Estatutos del PSOE, que establecen que si solo hay un candidato, este será proclamado sin necesidad de primarias. Sin embargo, De la Rocha ha calificado esta situación de "chusca" y ha pedido que López solicite una votación para legitimarse ante la militancia.
"Óscar López debería pedir ser votado para reforzar su legitimación, no ser cooptado de esta forma", afirmó el también exdiputado en el Congreso. Además, respondió al mensaje de agradecimiento de López en redes sociales cuestionando su falta de contacto con las bases: "¿Gracias a los militantes por qué? Si ni te hemos podido votar ni avalar", le espetó.
Reacciones en el PSOE-M
Estas críticas contrastan con el mensaje oficial del PSOE-M, que ha respaldado la proclamación de López. Jesús Celada, portavoz del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid, aseguró días antes que el partido estaría "encantado" de recibir candidaturas alternativas, aunque finalmente no se presentaron. Además, calificó a López como un dirigente "capacitado" y resaltó el "nivel profesional y político" de los socialistas madrileños.
Un debate sobre la democracia interna
El proceso de proclamación ha generado un debate dentro del PSOE-M sobre la democracia interna y la participación de la militancia. Mientras López plantea liderar un proyecto "valiente y colectivo" para "recuperar Madrid", figuras como De la Rocha cuestionan la falta de votación como un déficit democrático que resta legitimidad al nuevo líder.
Este desencuentro refleja las tensiones dentro del partido en un momento clave, en el que el PSOE-M busca renovarse para plantar cara a la hegemonía del PP en Madrid, liderado por Isabel Díaz Ayuso.