El Día de la Fiesta Nacional volvió a reunir este domingo en Madrid a las principales figuras políticas del país bajo la atenta mirada de miles de ciudadanos que llenaron el Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos. Sin embargo, más allá del desfile y del homenaje a las Fuerzas Armadas, el protagonismo político lo acapararon las ausencias, los gestos y las declaraciones cruzadas en un contexto de polarización creciente.
Un desfile marcado por la política y la imagen institucional
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asistió al desfile mostrándose distante y poco comunicativo, según testigos presentes en la tribuna, donde fue recibido con pitos y abucheos por parte del público. Sánchez permaneció atento al teléfono móvil y apenas intercambió palabras con otros dirigentes.
En el otro extremo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aprovechó su presencia para reivindicar la unidad nacional y denunciar que el jefe del Ejecutivo “ha decidido no ser el presidente de todos los españoles”, acusándolo de fomentar una “guerra de trincheras y de odios”.
Por su parte, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, rompió con el tono más beligerante de otros compañeros de partido y reclamó “recuperar el espíritu constitucional” ante la “extrema polarización y el frentismo premeditado” que, según dijo, se alimenta “desde las instancias nacionales”.
Abascal rompe el protocolo y Almeida le reprocha el gesto
Entre las ausencias más notables destacó la del líder de Vox, Santiago Abascal, quien renunció a ocupar su asiento en la tribuna de autoridades y siguió el desfile desde la calle, justificando su decisión en la necesidad de “no fingir normalidad con un Gobierno corrupto y traidor”.
Abascal aseguró que el Rey Felipe VI no interpretaría su gesto como un desaire hacia la Casa Real, pese a las críticas recibidas. “Hay muchos que quieren tergiversar las cosas”, señaló el dirigente, que reiteró sus ataques a Sánchez, al que calificó de “indecente y corrupto”.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, le respondió desde la tribuna: “El Rey está por encima de todos”, subrayó, antes de recordar que “es mejor estar en la lista de los que vienen y apoyan al Rey que en la de quienes deciden no hacerlo”.
Cinco ministros ausentes y clima de cordialidad en la tribuna
En la tribuna de autoridades, las sonrisas y los saludos entre rivales políticos marcaron el tono del acto, en contraste con la tensión habitual del debate parlamentario. Incluso hubo bromas entre ministros y vicepresidentas por las bolsas de obsequios que entrega la organización.
Aun así, cinco ministros del Gobierno no asistieron al desfile, tres de ellos de Sumar: Mónica García, Sira Rego y Pablo Bustinduy, todos en viaje oficial. También faltó la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo.
Pese a las ausencias, el resto del Ejecutivo y buena parte de los presidentes autonómicos acudieron a la cita, junto a los Reyes y sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, quienes presidieron por primera vez juntas el acto.
Miles de ciudadanos muestran su apoyo a las Fuerzas Armadas
Fuera del ámbito político, la jornada se desarrolló en un ambiente festivo. Miles de madrileños salieron a las calles para aplaudir a las Fuerzas Armadas durante el desfile militar, que este año redujo su componente aéreo debido al mal tiempo.
Las banderas de España cubrieron balcones, fachadas y ropas de los asistentes, que llenaron el centro de la capital entre cánticos y muestras de orgullo nacional. Según fuentes de la Delegación del Gobierno, el evento se desarrolló sin incidentes.
El desfile terrestre y los honores a la bandera volvieron a ser los momentos más emotivos del acto, con la participación de casi 4.000 efectivos entre militares, guardias civiles, policías nacionales y miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
Entre la unidad y la división
Pese a los llamamientos a la concordia, la Fiesta Nacional volvió a reflejar la división política que atraviesa España. Mientras unos dirigentes apostaban por “celebrar lo que nos une”, otros aprovecharon la visibilidad mediática del 12 de octubre para marcar distancias ideológicas o lanzar mensajes de oposición.
Aun así, en un clima político tenso y con varios frentes judiciales abiertos, la imagen conjunta de los principales líderes institucionales en torno al Rey Felipe VI sirvió como recordatorio del papel unificador de la monarquía y de la importancia simbólica de esta jornada para el país.