Movilidad

El Ayuntamiento estudia la retirada de los cubos de hormigón de San Hermenegildo ante las continuas quejas vecinales

Los bolardos instalados para proteger a los peatones generan frecuentes daños a vehículos y caídas, provocando malestar entre residentes y conductores

Calle de San Hermenegildo
photo_camera Calle de San Hermenegildo

El Ayuntamiento de Madrid analiza la posibilidad de eliminar los cubos de hormigón situados en la calle de San Hermenegildo, en el distrito Centro, tras numerosas quejas de vecinos y conductores por los problemas de seguridad y accesibilidad que generan estos elementos urbanos.

En esta estrecha vía, peatones y vehículos comparten calzada, ya que no existen aceras diferenciadas ni barreras físicas que separen el tránsito peatonal del rodado. Para mitigar esta situación, se instalaron bolardos de gran tamaño –cubos de hormigón– con el objetivo de disuadir la circulación indebida y proteger a los viandantes.

Sin embargo, la solución ha derivado en nuevos inconvenientes. Muchos de estos bolardos acaban frecuentemente derribados, bien por las maniobras de coches que circulan por una calle tan angosta o por impacto directo al estacionar. La consecuencia más inmediata son repetidas caídas de los elementos al suelo y daños en los bajos de los vehículos, algo que ha despertado el malestar entre los residentes, quienes cuestionan la eficacia de la medida.

Además de los problemas para los conductores, los vecinos también alertan de que, debido a la falta de aceras amplias y señalización clara, la convivencia entre peatones y tráfico resulta insegura. Se suman las dificultades para personas con movilidad reducida o con carritos de bebé, quienes encuentran obstáculos constantes al transitar por la zona.

Ante esta situación, el Ayuntamiento ha comenzado a estudiar alternativas que permitan mejorar la accesibilidad y garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía. Entre las propuestas en evaluación están la reordenación del tráfico, la instalación de elementos más flexibles o menos invasivos que permitan delimitar zonas sin generar daños materiales, y una reforma integral de la calle que contemple aceras diferenciadas.

Mientras se decide el futuro de estos bolardos, el consistorio ha indicado que recogerá las opiniones vecinales y valorará técnicamente el estado actual de la calle. El objetivo es encontrar una solución que equilibre la protección del peatón con la funcionalidad para el tráfico local, evitando al mismo tiempo la degradación del entorno urbano.