La economía española ha registrado un crecimiento del 1,1% en términos nominales durante el primer trimestre de 2025, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, un análisis detallado revela una preocupante caída en seis de los diez principales sectores económicos del país, lo que plantea serias dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento y el futuro inmediato de la actividad productiva.
Un crecimiento sostenido solo en la superficie
El dato oficial de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) ha sido recibido con escepticismo por diversos expertos económicos, que señalan ajustes recientes en las cifras del trimestre anterior para magnificar el avance del primer trimestre. En realidad, afirman que el crecimiento sería apenas del 0,5% respecto al trimestre anterior, muy por debajo de lo que sugieren los datos oficiales.
Con una inflación interanual del 0,7%, el crecimiento real se considera prácticamente nulo. Además, seis de los siete sectores que componen los servicios han registrado caídas en su valor nominal, lo que confirma que el empuje del PIB se sostiene sobre bases cada vez más frágiles.
Los sectores que crecen: industria, agricultura, comercio y hostelería
Pese a este panorama, algunos sectores logran mantener el tipo o crecer ligeramente. Es el caso de:
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La agricultura, que crece un 2,5%, aunque en términos absolutos se mantiene en niveles similares al año anterior.
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La industria, que tras un 2024 complicado logra un leve crecimiento del 0,7%, en línea con la inflación.
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El comercio, la hostelería y el transporte, que gracias al repunte turístico y las campañas de rebajas logran un crecimiento del 4,2% en el primer trimestre, aportando el principal impulso al PIB.
Retroceso preocupante en sectores clave
Sin embargo, los datos reflejan una fuerte contracción en sectores estratégicos, como:
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Banca y seguros, que pierden un 3% de su valor, afectando a la estabilidad del sistema financiero.
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Tecnologías de la información y telecomunicaciones (TIC), que retroceden un 1,3%, lo que compromete el desarrollo tecnológico y digital del país en plena transición hacia la economía del conocimiento.
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Administración pública, sanidad, educación y defensa, que también disminuyen su aportación al PIB, evidenciando una menor inversión pública en servicios esenciales.
Los analistas advierten que estos sectores son fundamentales para la competitividad y el bienestar social, por lo que su retroceso plantea un riesgo estructural para la economía española a medio y largo plazo.
Un crecimiento que no se traslada al conjunto del tejido productivo
El informe destaca que el crecimiento se concentra únicamente en sectores de consumo interno y turismo, mientras que las actividades industriales, tecnológicas y de servicios públicos sufren un estancamiento o caída. Este desequilibrio, según los expertos, pone en riesgo la recuperación sostenida y la diversificación económica que necesita España.
El análisis también alerta sobre el ajuste contable de los datos por parte del INE, que en los últimos meses ha realizado revisiones que maquillan el crecimiento real. Esta práctica, señalan, genera una falsa sensación de estabilidad mientras los principales motores productivos del país se debilitan.
Advertencia de los expertos: “Abróchense los cinturones”
La conclusión de los analistas es clara: España crece en la superficie, pero se debilita estructuralmente por dentro. Si la tendencia continúa, el país se enfrenta a un riesgo real de estancamiento o recesión, especialmente si el crecimiento del consumo y el turismo no logra compensar el deterioro de sectores clave.
Con este panorama, las advertencias se multiplican: "Abróchense los cinturones", señalan los expertos, ante un aterrizaje económico que se prevé turbulento y lleno de incertidumbres si no se toman medidas urgentes para reimpulsar la industria, la tecnología y los servicios públicos.