Baloncesto

El Flexicar Fuenlabrada cae con honor en una final épica y se queda a las puertas del ascenso en una prórroga inolvidable ante el Betis (92-97)

Los fuenlabreños lucharon hasta el último suspiro en una final cargada de emoción, remontadas y entrega, pero sucumbieron en el tiempo extra ante el acierto de Benite y el empuje bético

Baloncesto Fuenlabrada - Baloncesto Fuenlabrada / Alba Pacheco
photo_camera Baloncesto Fuenlabrada - Baloncesto Fuenlabrada / Alba Pacheco

El Flexicar Fuenlabrada rozó con los dedos el regreso a la Liga Endesa en una final vibrante disputada en la Caja Mágica, pero vio cómo el Real Betis Baloncesto se llevaba el premio mayor tras una prórroga de alto voltaje. El 92-97 final deja fuera del ascenso al conjunto madrileño, que peleó con orgullo, fe y carácter, pero no logró rematar una temporada que ha tenido tanto de aprendizaje como de épica.

La plantilla dirigida por Toni Ten pagó un mal arranque y, aunque logró llevar el partido al límite gracias a la inspiración ofensiva de Paul Jorgensen (26 puntos) y al dominio interior del pívot Lotanna Nwogbo, no pudo frenar la inspiración del veterano Vítor Benite, que con 24 puntos y un recital desde el triple se erigió en MVP del encuentro y gran verdugo de los locales.

Una final cuesta arriba desde el inicio

El Betis arrancó con una marcha más. Su defensa sólida y la claridad de ideas le permitieron firmar un primer cuarto autoritario, liderado por el acierto exterior de Benite y la movilidad de sus exteriores. El 7-16 inicial fue un primer aviso para el Fuenlabrada, que necesitó de un tiempo muerto para recomponer su esquema.

Sin embargo, el equipo local no encontró su ritmo en ese primer acto, lastrados por errores en la toma de decisiones y cierta ansiedad en ataque. El primer cuarto (17-25) ya mostraba un panorama preocupante, con el Betis marcando el paso del partido.

Reacción con alma en el segundo cuarto

El Flexicar Fuenlabrada se sacudió parte de esa presión en el segundo periodo. La figura de Jorgensen, que jugó a pesar de molestias en el hombro, emergió para tirar del carro. Con 15 puntos al descanso, el escolta italoamericano sostuvo a los suyos en momentos clave.

Pese a ello, el Betis supo frenar cualquier conato de remontada con acciones oportunas: un triple de David Jelínek al borde del descanso puso el 41-47 con el que se llegó al entretiempo, reflejo de un Fuenlabrada competitivo pero aún impreciso.

El corazón empuja, pero Benite responde

Tras el descanso, los de Toni Ten salieron decididos a revertir la situación. El base Fernando Zurbriggen asumió galones y condujo a los suyos en un tercer cuarto más físico, donde Nwogbo empezó a imponer su ley bajo los tableros. El marcador se estrechó hasta un esperanzador 50-51, pero justo cuando más cerca estaba el Fuenlabrada, emergió de nuevo Benite.

El brasileño anotó tres triples y forzó personales en apenas cuatro minutos, dinamitando cualquier intento de remontada. El parcial favorable al Betis les devolvía una ventaja de nueve puntos al final del tercer cuarto (56-65) y volvía a dejar contra las cuerdas al cuadro madrileño.

Un último cuarto de fe y empuje

Lejos de rendirse, el Fuenlabrada recurrió al alma. Con el grito de “¡sí se puede!” bajando de las gradas, el equipo encontró energía en el empuje de Nwogbo y en la dirección precisa de Zurbriggen. La defensa se intensificó y el rebote ofensivo cambió de bando.

Los puntos del pívot nigeriano empujaron al equipo hasta un 72-71 que desató la locura en la Caja Mágica. Era el primer momento del partido en el que el Fuenlabrada tomaba la delantera. El desenlace, sin embargo, guardaba aún un giro más.

Con todo por decidir, el Betis recurrió a su base Mark Hughes, quien anotó un triple clave a falta de 34 segundos (79-81). Pero Jorgensen, imperturbable, anotó bajo presión para forzar una prórroga que quedará en la memoria de los aficionados.

La prórroga escapa en el último suspiro

En el tiempo extra, el físico y el acierto inclinaron la balanza. Una falta antideportiva sobre Olumuyiwa, seguida de otro triple letal de Benite, dejó sin aire al Fuenlabrada. La ventaja de cinco puntos se hizo una montaña en los últimos minutos.

El Flexicar Fuenlabrada lo intentó hasta el último segundo, pero el cansancio, los errores puntuales y la inspiración del rival acabaron por frustrar el sueño del ascenso. El 92-97 final fue un castigo inmerecido para un equipo que luchó con honor y dejó una imagen más que digna en la gran final.

Un proyecto con futuro

El Flexicar Fuenlabrada ha caído de pie. Ha demostrado tener plantilla, carácter y ambición para seguir creciendo. Y aunque el ascenso no se consumó, la comunión con la grada, el camino recorrido y la entrega mostrada son razones para creer