La muestra, que podrá visitarse hasta el 8 de marzo de 2026, cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid y ofrece una experiencia única que combina ilusionismo, teatralidad y arquitectura como espacio de ficción.
Un recorrido entre esculturas, instalaciones y dibujos
Comisariada por Vicente Todolí, exdirector de la Tate Modern, la exposición reúne instalaciones, figuras, dibujos, grabados y vitrinas-artefacto distribuidas entre las salas C y D del Edificio Jerónimos y varios espacios del Edificio Villanueva. Además, se incluyen intervenciones en la colección permanente del Prado, como la sala 12 dedicada a Velázquez, la sala 28 de Rubens, la escalera sur cercana a Murillo y la explanada de la puerta de Goya.
Entre las obras destacadas se encuentran The Prompter, Conversation Pieces y The Nature of Visual Illusion, que crean escenarios donde el visitante se convierte en actor y testigo de figuras silenciosas, suspendidas entre ilusión y realidad.
Influencias clásicas y contemporáneas
Muñoz (1953–2001), considerado uno de los escultores españoles más influyentes del arte contemporáneo, desarrolló un lenguaje marcado por el diálogo con Velázquez, Goya, Borromini y Bernini, así como con corrientes renacentistas, manieristas y barrocas. Sus figuras enigmáticas, a escala humana, se disponen en escenarios íntimos que combinan tensión psicológica y teatralidad, invitando al espectador a formar parte del relato.
Su obra incorpora elementos como suelos ópticos y balcones, evocando tanto la arquitectura clásica como las calles madrileñas. Las Conversation Pieces, desarrolladas desde 1991, presentan grupos de figuras idénticas con gestos individuales, generando escenas de intensa carga emocional y psicológica.
Un artista que dialoga con la historia del arte
Juan Muñoz mantuvo una relación especial con el Museo del Prado, cuya colección influyó profundamente en su visión artística. Su trabajo refleja una combinación de respeto por la tradición y capacidad innovadora, incorporando esculturas, instalaciones, dibujos, escritos y obras sonoras. Para Muñoz, cada obra es una narración que desafía la percepción del espectador y lo invita a participar en un ilusionismo barroco único.