Entrevista

"Trabajar 24 horas seguidas no es vocación, es maltrato": la lucha de la Dra. Carmen Truyols por un modelo sanitario justo

La doctora Carmen Truyols, anestesista en un hospital público de Madrid y referente del activismo médico en redes sociales, denuncia las condiciones laborales de su gremio y reivindica un estatuto marco propio para los facultativos.

Doctora Carmen Truyols, anestesista en un hospital público de Madrid
photo_camera Doctora Carmen Truyols, anestesista en un hospital público de Madrid

La doctora Carmen Truyols es anestesista en un hospital público de Madrid. Desde hace un tiempo, además de trabajar con rigor y compromiso en quirófano, se ha convertido en una de las voces más activas del movimiento médico en redes sociales, especialmente a través de su perfil de Instagram, @dra.tuyols, donde ha logrado reunir a más de 15.000 seguidores. Allí comparte realidades crudas y cifras transparentes: guardias, sueldos, derechos laborales, precariedad y una constante reivindicación de condiciones dignas para quienes sostienen uno de los sistemas sanitarios más tensionados de Europa.

La suya no es una queja vacía. Es una denuncia construida desde la experiencia y el conocimiento. Truyols ha sido madre durante su residencia, ha hecho guardias embarazada, ha tenido que examinarse con una epidural puesta y ha visto cómo los médicos, lejos de ser protegidos, se han convertido en blanco fácil de una política que les margina en silencio. Hoy, alza la voz para hablar de agotamiento, suicidios, maltrato laboral y de una reforma urgente que no puede seguir postergándose.

¿Qué ha significado para ti tu papel en redes sociales, y por qué decidiste alzar la voz?

Yo lo viví todo muy en silencio. Durante la residencia fui madre, pasé muchas situaciones duras, las normalicé. Pero cuando ya terminas la residencia, con contratos precarios, sabiendo que no tienes plaza… Y me encontré presentándome a una oposición de estabilización, embarazada. Me presenté al examen estando de parto. A las 08:30 rompí aguas y a las 09:00 estaba haciendo el examen con la epidural puesta. Desde entonces, solo he tenido otra oportunidad más de estabilizar. Me di cuenta de que este sistema no permite ser madre ni tener vida.

¿Qué esperas conseguir mostrando tu experiencia en redes?

Lo empecé a contar porque vi que no había nadie que lo hiciera. Que no se estaba viendo lo que pasaba. Y al final ves que no estás sola. Que hay cientos como tú. Entonces, haces comunidad. El perfil ha ido creciendo, y yo me siento muy agradecida a toda esa gente que me da apoyo. Porque nos estamos cuidando entre nosotros. Porque nadie más lo hace.

¿Qué consecuencias concretas tiene hacer guardias de 24 horas?

Muchos compañeros con ansiedad, con trastornos del sueño, con depresiones, con adicciones a benzodiacepinas para poder dormir. Se nos exige una normalidad laboral que no es normal: trabajar de lunes a viernes, y el sábado hacer 24 horas más. Y el lunes volver a trabajar. No descansamos. Lo más grave: se suicidan compañeros. Tenemos una tasa altísima de suicidio en la profesión y nadie habla de ello. Nadie.

 

¿Y la sociedad cómo lo percibe? ¿Siente apoyo?

La sociedad no quiere saber. No quiere pensar que su médico lleva 120 horas esa semana. Prefieren pensar que todo va bien. Pero no lo está. Está mal. Está muy mal. La gente piensa que somos unos privilegiados por ganar 2.000 euros. Pero no ve lo que hay detrás.

¿Cuál es tu opinión sobre el nuevo Estatuto Marco que se está planteando?

Es una agresión. Han sacado del cajón un estatuto que se planteó hace 20 años, en el que se permite la explotación. Legaliza que se pueda trabajar 24 horas seguidas sin una libranza suficiente o equivalente a otras profesiones. Es verdad que ahora libramos 8 horas, que antes ni eso… pero no es justo ni humano. No hay ningún avance real. Lo presenta una ministra médica que no pisa un hospital desde hace años. Nos están usando políticamente. Están enfrentando lo público y lo privado, y nos usan como moneda de cambio.

¿Por qué pedís un Estatuto propio?

Porque el trabajo médico es específico. No podemos estar bajo la misma normativa que un técnico sanitario o un administrativo. Hacemos guardias, tomamos decisiones vitales, estamos en quirófanos, atendemos partos. Necesitamos un marco que entienda nuestra realidad. No pedimos más que nadie. Solo que se nos regule con lógica.

 

¿Y qué opinas del intento de limitar la compatibilidad entre sanidad pública y privada?

Es una forma más de castigo. Muchos jefes de servicio trabajan en ambos sitios. Muchos médicos que llevan 30 años compatibilizando ahora tendrían que elegir. La privada también atiende a millones de ciudadanos. Incluso los funcionarios tienen Muface. Esto no es una mejora para la pública, es una guerra política.

¿Cómo se sienten los médicos ahora mismo?

Abandonados. Quemados. Hay una sensación general de que no importamos. Que si protestamos, molestamos. Que si pedimos derechos, estamos siendo egoístas. Pero lo que pedimos es poder vivir. Poder dormir. Poder criar a nuestros hijos. Poder atender bien a nuestros pacientes.

¿Qué papel están jugando los médicos jóvenes y los MIR?

Están diciendo basta. Y hacen bien. Nosotros lo aguantamos todo porque no sabíamos que había otra forma. Pero ellos no están dispuestos. Saben idiomas, tienen oportunidades fuera. Y no se van a quedar a que les exploten por 1.300 euros al mes. O se les ofrece dignidad, o se van.

¿Qué le dirías a la ministra Mónica García?

Que recapacite. Que no es tarde. Que escuche a los médicos que sí estamos en el hospital. Que no nos iguale por abajo. Que nos proteja. Que si realmente quiere defender la sanidad pública, que empiece por no dejarla sin médicos.

 

¿Y a la ciudadanía?

Que se informen. Que observen bien cuándo vienen a urgencias, cuál es el estado y el horario de sus médicos. No vengan por cosas que no sean verdaderamente urgentes —que ya es lo que nos falta—, pero que aprovechen para ver en qué condiciones estamos trabajando. Que se den cuenta de que esto también va con ellos.