El AD Alcorcón recuperó la sonrisa en el Nou Estadi de Tarragona, donde consiguió una victoria tan merecida como agónica (1-2) frente a un Nàstic que no supo aprovechar sus oportunidades. Los madrileños, que llevaban varias jornadas sin conocer la victoria, ofrecieron un partido de enorme solidez y fe hasta el final, culminado con un tanto de Borja en el minuto 100, que silenció a la afición local y premió el esfuerzo de los alfareros.
Un Alcorcón valiente desde el inicio
El conjunto dirigido por Fran Fernández salió al terreno de juego con una actitud dominante, buscando el área rival desde el primer minuto. La presión alta del Alcorcón desconcertó a un Nàstic que se vio incómodo, sin apenas capacidad para construir juego ante el empuje visitante.
Las primeras ocasiones fueron para los madrileños. Ayesa, portero del Nàstic, salvó a su equipo con una intervención decisiva en el minuto 12 tras un remate de cabeza de Óscar Sanz. Poco después, Vladys tuvo la oportunidad más clara para adelantar al Alcorcón con un disparo que se estrelló en el palo tras un error defensivo local.
El propio Ayesa volvió a intervenir con una parada providencial ante Baselga, mientras que en el área contraria Rebollo también tuvo trabajo para evitar el tanto visitante. El duelo se convirtió en un intercambio de golpes, aunque siempre con un Alcorcón más peligroso y con mayor claridad de ideas.
Carmona adelanta a los alfareros antes del descanso
Cuando parecía que el primer tiempo terminaría en tablas, llegó el premio para el conjunto alfarero. En el minuto 42, Mariano Carmona aprovechó un error garrafal de David Alba, que midió mal un salto y dejó al delantero completamente solo ante Rebollo. Con gran sangre fría, Carmona definió con una preciosa vaselina para poner el 0-1 en el marcador.
Un gol de calidad que reflejaba la superioridad del Alcorcón en la primera mitad. El Nàstic, desconectado y sin precisión, se marchó al descanso con la necesidad de reaccionar.
Penalti y empate del Nàstic, pero el Alcorcón no se rinde
El guion cambió en la segunda parte. El Nàstic salió con más intensidad y encontró el empate desde los once metros. En el minuto 66, Tarsi Aguado derribó a Sergio Santos dentro del área, cometiendo un penalti innecesario. Jaume Jardí fue el encargado de lanzarlo y no perdonó, igualando el encuentro con un disparo potente (1-1).
El empate dio alas al conjunto tarraconense, pero el Alcorcón mantuvo la calma y supo resistir los arreones del rival. El portero Ayesa, una vez más, se convirtió en héroe con una intervención espectacular ante Cedric, que pudo significar el 2-1 para el Nàstic.
Pese al empuje local, los madrileños no se rindieron. La entrada de Borja y la solidez de la zaga alfarera permitieron mantener el pulso hasta el final, esperando su oportunidad para dar el golpe definitivo.
Borja decide en el descuento y desata la locura
Cuando el partido agonizaba y parecía destinado al empate, el fútbol hizo justicia con el equipo que más lo buscó. En el minuto 100, una pérdida incomprensible de Sergio Santos en la salida del balón fue aprovechada por Borja, que recuperó, condujo con decisión y batió a Rebollo con un disparo raso cruzado para firmar el 1-2 definitivo.
El tanto desató la euforia en el banquillo visitante y hundió a un Nàstic que había luchado, pero sin la claridad ni el acierto del conjunto alfarero.
Una victoria de fe y carácter
El triunfo supone un punto de inflexión para un Alcorcón que necesitaba recuperar sensaciones tras varias jornadas sin sumar de tres. El equipo mostró orden táctico, compromiso defensivo y ambición ofensiva, ingredientes que le permitieron llevarse tres puntos de oro ante un rival directo en la lucha por el ascenso.
“Este equipo nunca baja los brazos. Ganar así, en el último minuto, demuestra el carácter del grupo”, aseguró Fran Fernández tras el encuentro.
Con este resultado, el Alcorcón se reafirma como uno de los equipos más competitivos de la categoría y afronta su próximo compromiso con la moral por las nubes.
