El histórico reloj de la Real Casa de Correos, en la emblemática Puerta del Sol, volverá a latir con su característico ritmo este sábado 12 de abril a las 12:00 horas, tras un mes de parada técnica para someterse a una revisión completa de su maquinaria, la primera de esta envergadura en tres décadas.
La Comunidad de Madrid ha confirmado este martes que ya se están ultimando los trabajos de mantenimiento que permitirán a este símbolo capitalino y nacional recuperar su sonoridad y precisión, justo a tiempo para continuar marcando las horas de los madrileños y visitantes desde el corazón de la ciudad.
Una revisión histórica para un reloj centenario
Desde mediados de marzo, los relojeros encargados de su conservación comenzaron por primera vez desde 1996 a desmontar completamente el mecanismo interno, encargado de controlar las agujas, las horas y los cuartos, un trabajo delicado que ha implicado una limpieza a fondo de piezas que han estado en funcionamiento continuo durante 30 años.
Jesús López Terradas, uno de los especialistas a cargo de esta intervención y testigo también del último desmontaje hace casi tres décadas, explicó que el sistema estaba comenzando a "perder fuerza" de manera progresiva, una señal inequívoca de desgaste. “Es muy sencillo. Cuando una máquina se tira 30 años sin parar, noche y día, se va desgastando. Hay que limpiarla”, explicaba el relojero, subrayando la necesidad de esta intervención para evitar daños irreversibles.
Un emblema con corazón del siglo XIX
El reloj, fabricado en el siglo XIX, no solo marca la hora, sino que encierra un valor simbólico y emocional único, especialmente desde que sus campanadas se convirtieron en la banda sonora oficial de las celebraciones de Nochevieja en España.
Durante las últimas semanas, su mecanismo ha estado oculto tras el minutero visible desde la calle, mientras los técnicos trabajaban con precisión para devolverle todo su esplendor y asegurar su funcionamiento de cara al futuro.
Con el regreso de sus campanadas este sábado, el reloj de Sol no solo volverá a marcar el tiempo, sino también a reafirmarse como uno de los íconos más reconocidos de Madrid y del país. Una máquina centenaria que, tras un necesario descanso y puesta a punto, está lista para seguir latiendo al ritmo de la capital.