Guerra Oriente Medio

EE.UU. bombardea instalaciones nucleares iraníes y desata una crisis geopolítica con repercusiones globales

Trump ordena un ataque contra Fordow, Natanz e Isfahán; Irán promete represalias y el Estrecho de Ormuz emerge como epicentro de riesgo energético y militar

Donad Trump
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El conflicto entre Estados Unidos e Irán ha escalado de forma abrupta tras el bombardeo ordenado por Donald Trump sobre las tres principales instalaciones del programa nuclear iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. Se trata de un ataque sin precedentes que ha sido calificado por el régimen iraní como una “agresión flagrante” y una violación del derecho internacional, en medio de una tensión regional ya extrema tras los ataques entre Israel e Irán.

El presidente Trump ha confirmado el ataque en su red social Truth Social y ha lanzado un ultimátum a Teherán: o elige “la paz” o enfrentará “tragedias aún mayores”. Por su parte, Irán ha asegurado que responderá militarmente antes de considerar un retorno a la diplomacia, situando al mundo al borde de una crisis con repercusiones militares, económicas y energéticas de gran alcance.

El Estrecho de Ormuz, en el centro del tablero

El temor inmediato recae sobre el Estrecho de Ormuz, paso vital por el que transita el 20% del petróleo mundial y un tercio del gas natural licuado. Irán controla parcialmente esta arteria estratégica entre el Golfo Pérsico y el océano Índico, y ya ha amenazado en anteriores ocasiones con bloquearlo en caso de conflicto directo con Estados Unidos.

Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano, advierte que el cierre del estrecho supondría “una perturbación geopolítica de tal magnitud que impactaría más allá del mercado energético”. Por su parte, el general retirado Enrique Ayala alerta de que una caída en el suministro de hidrocarburos “sería insoportable a medio plazo”, elevando el riesgo de una crisis inflacionaria global.

Ya se ha detectado una subida del precio del petróleo Brent de un 10%, superando los 77 dólares por barril, y analistas como Rob Thummel anticipan un escenario donde el crudo podría escalar por encima de los 100 o incluso los 130 dólares si Irán responde con fuerza.

Reacciones internacionales: condenas y llamados a la contención

La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. Rusia y China han condenado abiertamente el ataque, tildándolo de “irresponsable” y violatorio del derecho internacional. Francia y la Unión Europea han pedido una desescalada urgente y el retorno a la vía diplomática. El Reino Unido ha convocado su gabinete de emergencia COBRA para evaluar los riesgos de una posible escalada global.

Desde España, el presidente Pedro Sánchez ha instado a la contención y ha reiterado que “Irán no debe acceder al arma nuclear”, aunque ha matizado que la única solución duradera pasa por la diplomacia. No obstante, su falta de condena explícita al ataque estadounidense ha generado críticas internas.

División política en España: del apoyo de Vox a la condena de Sumar

La respuesta política nacional se ha polarizado. Vox ha calificado el ataque como “una fantástica noticia” que reduce el riesgo nuclear. Su portavoz adjunto, José María Figaredo, ha acusado a Irán de ser “una teocracia terrorista” y ha defendido la intervención como un avance hacia la seguridad global.

En el extremo opuesto, Sumar y Podemos han condenado rotundamente el bombardeo. Irene Montero ha denunciado la complicidad de Europa y ha acusado al Gobierno español de “no tener el coraje” de condenar una agresión que viola el derecho internacional. “Europa hace las guerras que ordena el fascista de Donald Trump”, ha sentenciado.

Sumar ha exigido además el alto el fuego inmediato, la convocatoria de una conferencia internacional de paz y el embargo total de armas a Israel y EE. UU., a quienes considera responsables de una escalada militar sin precedentes.

Un riesgo de expansión militar inminente

Según fuentes diplomáticas, el bombardeo estadounidense se coordinó con las fuerzas armadas de Israel, que mantienen “estrecha cooperación” con Washington. El Ejército israelí ha confirmado que seguirá atacando infraestructuras iraníes. Mientras tanto, Irán ha activado contactos diplomáticos con Rusia y países del entorno islámico para preparar una eventual respuesta.

El temor a un conflicto regional extendido –que implique a Líbano, Siria, Irak, Yemen y otros países donde operan milicias aliadas de Irán– es ahora un escenario plausible. Además, crecen los temores sobre interferencias electrónicas en la región, incluyendo el bloqueo de sistemas GPS de buques en el Golfo Pérsico, lo que podría complicar aún más la navegación y aumentar el coste de los seguros marítimos.

Un punto de inflexión

El ataque marca un punto de inflexión. Analistas internacionales señalan que Netanyahu ha arrastrado a Trump a una guerra que este último había prometido evitar, y que el resultado de esta escalada podría alterar radicalmente los equilibrios de poder en Oriente Medio, mientras las potencias globales se reagrupan para evitar una tercera guerra mundial.

A corto plazo, todo dependerá de la respuesta de Irán. Si el régimen opta por cerrar el Estrecho de Ormuz o atacar instalaciones energéticas alternativas en países del Golfo, la crisis energética y militar podría ser inminente.