El Gobierno de España se ha visto envuelto en una grave controversia tras difundir y respaldar una información falsa que acusaba al capitán de la Guardia Civil Juan Vicente Bonilla, actual gerente de Seguridad del Servicio Madrileño de Salud, de haber fantaseado en 2021 con atentar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con una bomba lapa o contratando un “sicario venezolano”.
La acusación fue desmentida por el propio medio que la publicó, La Sexta, cuyo director de informativos, Rodrigo Blázquez, admitió públicamente el error: “Contamos lo contrario a lo que ocurrió. Lo siento en el alma”. Según los mensajes reales, Bonilla bromeaba sobre que alguien atentaría contra él mismo por investigar a “los que trincan”, y en ningún momento se refiere a Sánchez como objetivo.
Pese a la rectificación de medios como La Sexta y la publicación del contexto completo por parte de otros como THE OBJECTIVE, varios miembros del Gobierno han mantenido la acusación, entre ellos la ministra portavoz Pilar Alegría, la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro Óscar López, quienes exigen el cese inmediato de Bonilla y lo acusan de “fantasear con la muerte del presidente del Gobierno”.
El Partido Popular ha salido al paso para denunciar lo que califica como una grave manipulación desde La Moncloa. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha exigido una rectificación inmediata del Ejecutivo. “La mentira ha sido desmontada, pero en Moncloa siguen propagándola. Así funciona el círculo del bulo sanchista”, ha afirmado la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.
A la controversia se suma el debate sobre el futuro de la Unidad Central Operativa (UCO), tras conocerse que, con la nueva reforma legal impulsada por el ministro Félix Bolaños, esta unidad pasará a depender en exclusiva de la Fiscalía, lo que ha generado inquietud en sectores policiales y jurídicos por una posible pérdida de autonomía operativa.
La conversación original entre Bonilla y su confidente, el empresario José Luis Caramés, se remonta a junio de 2021, en el marco de las investigaciones previas al caso Koldo, una de las mayores tramas de corrupción que salpican al entorno del exministro José Luis Ábalos. Según THE OBJECTIVE, el mensaje de la “bomba lapa” fue descontextualizado y manipulado, eliminando tres mensajes clave en los que se deja claro que Bonilla era el supuesto objetivo del atentado, y no el presidente del Gobierno.
“Una bomba lapa en los bajos o un sicario venezolano”.
— Oscar López Agueda (@oscarlopeztwit) May 30, 2025
Así fantasea el último gran fichaje del gobierno de Ayuso con atentar contra el presidente del Gobierno @sanchezcastejon.
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El episodio ha avivado el debate sobre el uso político de las fuerzas de seguridad, la libertad de prensa y la necesidad de rigurosidad informativa en la difusión de acusaciones tan graves. Mientras tanto, desde TVE y otros medios públicos, la noticia fue ampliamente difundida sin matices, generando un clima de tensión entre las instituciones del Estado.
El caso de la "bomba lapa" se ha convertido en un símbolo de la creciente polarización política y mediática en España, en el que la instrumentalización de los cuerpos de seguridad y la desinformación ponen en entredicho la credibilidad del Ejecutivo y exigen un ejercicio urgente de transparencia y responsabilidad política.
