Aparecieron por primera vez en el número 58 del TBO Pulgarcito, ZIPI y ZAPE de José Escobar, esos personajes gemelos hijos de Don Pantunflo y Jaimita Zapatilla, inquietos, malísimos en clase y en casa y tremendamente destructivos. Siguiendo el mismo patrón irrumpen ahora los nuevos ZIPI y ZAPE, representados por Zapatero y Sánchez, encuadrados en el significado que el idioma español coloquial peruano le da al ZAPE, “Frenar a quien molesta verbal o físicamente, logrando así que desista de sus intenciones”.
Es decir, contraatacar con idioteces peligrosas (y ellos, súper pueriles, deben pensar que son muy brillantes haciéndolo) los bajos índices de popularidad y votos del dúo relleno de ideas para aniquilar a sus contrincantes, calumniando, mintiendo y manipulándolo todo.
Según Zape&Zapatero en febrero de 2008 y a micrófono aparentemente cerrado (en entrevista con Iñaki Gabilondo) dijo “Nos interesa que haya tensión. Cuando estamos enfadados somos más fuertes”.
También aseguraba que su mayor deseo era “Ser supervisor de nubes recostado en una hamaca y mirando al cielo". Una frase demasiado ingeniosa para ser de él.
En realidad es de Ramón Gómez de la Serna, pero se le vino a la mente al ex presidente al recordar un libro de Otero Lastres titulado La nubes pueden ser gemelas, una especie de premonición de su futuro Zapero (es decir, de Zape con Zipi) entre nubes de Venezuela a España, y tiro porque me toca.
Junto con su gemelo, después de aplaudir a “las Zorras”, tema que representó a España y su amor a las mujeres, en Eurovisión, ahora sacan a pasear (presuntamente) a las hienas, un animalito tan precioso y risueño como ellos, tan repletos de ese mantra conocido como Talante, o como la “fugata” de los cinco días de amor para deshojar la Margarita del sí o no merece la pena seguir siendo presidente.
¡Qué pillines!, pensaron que tendrían un exitazo, pero lamentablemente no fue así. Daba igual, había que seguir el guión que por supuesto jamás se alejó ni un palmo del Sí y para siempre, pasando por tragar leyes de Amnistía, de amor a Puigdemont, de romper con Israel, de llamar drogadicto a Milei por boca de su ministro Puente, entre otras lindezas y por Juan Carlos Margarito, un ex trabajador de la televisión pública catalana que ha dedicado a la concejal del Partido Popular, Andrea Levy por defender a Israel frente a podemos las siguientes palabras: «Mierda de persona, deplorable, mentirosa, facha, inculta” (nada de insultos)…
Y siguiendo con las hienas, concretamente la ministra de Igualdad, Ana Redondo, conocidísima en su casa, ha comparado al presidente argentino con ellas. Además en los carteles y videos del PSOE para las elecciones al Parlamento europeo, aparecen hienas y más hienas pretendiendo representar al PP y a Vox, que son, al parecer de los Zipis&Zapes (se repiten más que el ajo, LA ULTRADERECHA.
¿Pero qué es eso de la ultraderecha? ¿Es mejor la ultraizquierda de vividores, corruptos, “compra pisos como si no hubiera un mañana”, aprovechados, y MENTIROSOS?
Se debería aparcar tanto término de “ultra”. En definitiva la redistribución de la riqueza que piden unos es para adueñarse y distribuir ellos la de los otros, salvo que unos lo hacen bien y los otros se la quedan directamente y aquí no ha pasado nada, salvo los juegos “carroñeros” de quienes tienen tan en cuenta a las hienas en sus mítines y en sus carteles electorales, que es muy probable que ya las hayan convertido en sus animales de compañía.
El año que viene podrían ser el tema de Eurovisión y muy acertado cantarlo en plan opera interpretado por Sonsoles, la esposa de Zape&Zapatero, cantante de esa especialidad con una voz preciosa, en tanto Sánchez&Zipi, el jefe del Partido del Progreso (del que junto con sus socios más han progresado), acompaña con las maracas sacando las piedrecitas de su interior para meterselas en los ojos a quienes no piensan ni discurren como él y sus coros y danzas ministeriales.
Y en momentos de tanto agobio como los actuales -en los que al parecer el juez imputa oficialmente a Begoña Gómez por “corrupción y tráfico de influencias- tener al lado unas cuantas hienas es muy bueno para sentirse acompañado en las carcajadas cuando, como en el caso de Don Zipi, se ríe de todo el mundo.
