El director Agustín Díaz Yanes recibirá este martes el Premio Fundación Guardia Civil por Un fantasma en la batalla, su última película y una de las producciones españolas del año con mayor impacto social. El reconocimiento subraya el valor cultural y testimonial de un filme que revisita, desde la ficción, el trabajo de los agentes infiltrados que contribuyeron a desmantelar la estructura de ETA durante la década de los noventa y los primeros años dos mil.
La directora general del cuerpo, Mercedes González, presidirá la ceremonia de entrega de los Premios Guardia Civil 2025, que también distinguirán a profesionales de la información y a miembros del Instituto Armado por servicios de especial relevancia.
Un thriller político con anclaje histórico
Rodada en localizaciones del País Vasco y del sur de Francia, Un fantasma en la batalla se inspira en la denominada Operación Santuario, considerada uno de los dispositivos encubiertos más ambiciosos desarrollados contra ETA. El filme, estrenado fuera de competición en la Sección Oficial del 73.º Zinemaldia, cuenta con un elenco encabezado por Susana Abaitua, acompañada por Andrés Gertrúdix, Iraia Elias, Raúl Arévalo y Ariadna Gil.
Aunque la protagonista no reproduce la biografía de una agente concreta, Díaz Yanes construye una figura verosímil basada en testimonios reales y en documentación de la época. La historia narra la infiltración de Amaia, una joven guardia civil que pasa más de diez años integrada en la disciplina cotidiana de ETA, trabajando bajo identidades falsas y enfrentándose al desgaste psicológico y moral que implica mantener una doble vida.
El guion sigue la evolución de la protagonista desde sus primeras misiones hasta la etapa final, marcada por el hallazgo de diversos zulos en territorio francés y por las tensiones internas de una organización debilitada. El filme —sobrio, sin artificios— evita los grandes golpes de efecto y se centra en el clima de inseguridad, sospecha y clandestinidad que caracterizó aquellos años.
Un retrato humano del coste del deber
Lejos de la épica o del maniqueísmo, el director opta por mostrar la lucha antiterrorista desde la intimidad emocional de quienes la vivieron en primera línea. Amaia no aparece como una heroína convencional: es una mujer joven que asume un riesgo extremo, aislada de su entorno, sometida al peligro constante y obligada a renunciar a cualquier apariencia de vida personal.
Este enfoque ha sido uno de los aspectos más valorados por la crítica. Carlos Boyero destacó recientemente que la película “devuelve seriedad a un género que a menudo recurre al tópico”, y alabó la interpretación de Abaitua, que sostiene gran parte del peso dramático del relato.
Distinciones en los Premios Guardia Civil 2025
Además del galardón a Díaz Yanes, la institución reconocerá también la labor de varios periodistas por su cobertura informativa relacionada con el cuerpo:
- Malena Guerra (Informativos Telecinco).
- Alfonso Ojea (Cadena SER).
- Miguel Ángel Medina (El País).
Asimismo, se premiará a agentes que han protagonizado rescates, auxilios y servicios de especial relevancia durante el último año.
En el ámbito internacional, el Premio Hermandad de Guardias Civiles Honorarios será para los equipos desplegados en la misión EUBAM Rafah, encargados de colaborar en la reapertura del paso fronterizo entre Palestina y Egipto. El galardón al relato corto de la Revista Guardia Civil recaerá en la agente Aarab Amar Siham, autora de El primer paso en verde.
Cine, memoria y reconocimiento público
Con este premio, la Guardia Civil señala el papel que el cine puede desempeñar en la transmisión de la memoria reciente de España. Un fantasma en la batalla no pretende ofrecer una reconstrucción documental, pero sí rescatar la atmósfera y el sacrificio humano que marcaron la lucha antiterrorista. En un contexto donde el debate sobre la memoria sigue presente, la película ha contribuido a abrir una conversación cultural y social que trasciende la ficción.
Para Díaz Yanes, que ya había explorado asuntos políticos y de violencia en otras obras, el proyecto ha supuesto “un ejercicio de responsabilidad”, según declaró en entrevistas recientes. Su objetivo, explicó, era “contar una historia de personas anónimas que vivieron entre la lealtad, el miedo y la obligación moral”.
Una obra que sobrevivirá más allá del premio
El reconocimiento de la Guardia Civil confirma el impacto de una película que combina narrativa, contexto histórico y sensibilidad social. Un fantasma en la batalla no solo revisita un periodo crucial de la historia reciente, sino que devuelve al primer plano a quienes trabajaron en la sombra, entre la amenaza permanente y el compromiso con la legalidad democrática.
El galardón, más que un cierre, parece consolidar la obra como una de las referencias audiovisuales imprescindibles para comprender la complejidad de la lucha contra ETA y el coste humano que acompañó a ese proceso.