Latinoamérica atraviesa un momento de contrastes. La inseguridad y la inflación siguen siendo dos de los principales desafíos internos, mientras las tensiones arancelarias con Estados Unidos y el avance de la influencia china en la región reconfiguran el panorama geopolítico. Aun así, algunos países logran proyectar cifras económicas positivas, en parte gracias a reformas estructurales y al respaldo de organismos internacionales.
En Perú, el asesinato de 13 mineros ha provocado una crisis política que derivó en la renuncia del presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, y su reemplazo por Eduardo Arana. Este episodio, ligado a la minería ilegal, expuso nuevamente los problemas de seguridad que enfrenta el país andino. En lo económico, el Banco Central redujo la tasa de interés al 4,5%, y el Gobierno proyecta un crecimiento del 4% para 2025, el más alto de la región.
Por su parte, Ecuador, tras la reelección de Daniel Noboa, intenta consolidar su gobernabilidad en una Asamblea sin mayorías. La minería ilegal también golpea al país: el asesinato de 11 militares ha llevado a reforzar los operativos en regiones amazónicas. En el plano económico, se prevé un crecimiento del 1,7% en 2025, tras una contracción del -2% el año anterior.
En Colombia, la violencia repunta con más de 20 uniformados asesinados por grupos armados. La reforma laboral ha sido rechazada por el Senado, aunque el Gobierno busca alternativas para avanzar en su agenda. Aun así, la economía da señales de vida, con un crecimiento del 1,77% interanual en febrero y una reducción en la tasa de interés al 9,25%.
Chile también enfrenta tensiones políticas, esta vez por el caso ProCultura, que ha salpicado al presidente Gabriel Boric. Aunque la inflación se modera, todavía está fuera del rango meta del Banco Central. Las proyecciones de crecimiento para 2025 se ajustaron a la baja hasta un 2%, al igual que el aumento del salario mínimo pactado con los sindicatos.
Argentina, liderada por Javier Milei, muestra un retroceso en la inflación interanual, que cayó al 47,3%, su nivel más bajo en cuatro años. Sin embargo, persisten fuertes tensiones sociales: casi el 30% de los trabajadores no cubre la canasta básica, y el 38,1% de la población se mantiene en situación de pobreza.
En Brasil, la crisis en la Seguridad Social, agravada por un escándalo de corrupción, ha empañado el repunte en la popularidad del presidente Lula da Silva. A pesar de registrar la menor tasa de desempleo en más de una década, la inflación llevó al Banco Central a fijar la tasa de interés en 14,75%, la más alta en 20 años.
México, en medio de tensiones con EE. UU., se prepara para sus primeras elecciones judiciales en junio. El país mantiene su estabilidad económica, con una inflación al alza pero con recortes en la tasa de interés por parte del Banco de México. Además, avanza una reforma laboral que pretende reducir la jornada a 40 horas semanales para 2030.
Uruguay, por su parte, mantiene una inflación controlada dentro del rango meta desde hace 23 meses y lidera, junto a Chile, los indicadores de menor pobreza en la región. En las recientes elecciones locales, el Frente Amplio conservó Montevideo y el Partido Nacional dominó en 13 de las 19 intendencias.
En el ámbito internacional, la Unión Europea busca reforzar sus vínculos con América Latina, ante el avance de China y las tensiones con Estados Unidos. Aunque Francia sigue bloqueando el acuerdo UE-Mercosur, la mayoría de países europeos apoya su ratificación. México y la UE también han estrechado su alianza climática de cara a la próxima COP30 en Brasil.
En conclusión, aunque los retos son enormes, varios gobiernos latinoamericanos intentan trazar rutas de recuperación y estabilización, apostando por alianzas internacionales, reformas económicas y respuestas firmes ante la inseguridad. No obstante, la incertidumbre política, los conflictos sociales y los problemas estructurales siguen siendo obstáculos difíciles de superar.
