Seis de cada diez jóvenes cambiarían sus hábitos de consumo si los productos sostenibles no fuesen más caros, según un informe de Ecoembes y Equipo Europa
El 60% de los jóvenes españoles estaría dispuesto a consumir de forma más sostenible si los precios no aumentan, según un informe presentado en el Congreso
El 60% de los jóvenes españoles asegura que modificaría sus hábitos de consumo hacia opciones más sostenibles si el precio no se incrementa, mientras que solo tres de cada diez pagarían más por productos o servicios ecológicos. Así lo revela el informe “Perspectivas juveniles sobre sostenibilidad”, elaborado por Equipo Europa y Ecoembes, basado en más de un millar de entrevistas a personas de entre 18 y 30 años de todo el país.
El estudio, presentado en el Congreso de los Diputados, refleja que los jóvenes asocian la sostenibilidad con términos como “conservación” (40%) y “equilibrio” (40%), y a partir de los 25 años, con conceptos como economía circular, reciclaje, energías renovables y reutilización. Además, aquellos con mayor nivel educativo muestran una conciencia más desarrollada en materia ambiental.
Durante el acto intervinieron el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, la directora de Relaciones Externas de Ecoembes, Begoña de Benito, la vocal de Sostenibilidad de Equipo Europa, Silvia Moratinos, y el presidente de la asociación, Gonzalo Martín. La jornada incluyó una mesa redonda titulada “Juventud y sostenibilidad: propuestas para un futuro viable”, con la participación de representantes del PSOE y el PP, que coincidieron en la importancia de educar y sensibilizar desde edades tempranas.
El informe identifica como principales preocupaciones la gestión de residuos, el cambio climático, la conservación de ecosistemas, el uso responsable de los recursos naturales, la huella de carbono y el bienestar y la salud. El nivel de preocupación aumenta con la edad, el nivel educativo y el estatus socioeconómico, siendo las mujeres y los jóvenes trabajadores los más sensibilizados.
Pese a este interés, el estudio detecta un déficit de información: solo cuatro de cada diez jóvenes dicen estar algo informados sobre las nuevas normativas europeas de residuos, y la mayoría desconoce la obligación de reciclar al menos el 55% de los residuos municipales. Entre las principales barreras para adoptar hábitos sostenibles destacan el coste económico, la falta de tiempo y de información, así como la escasa fuerza de voluntad.
Por sectores, los jóvenes reclaman mayores esfuerzos de sostenibilidad a la moda y el textil, seguidos del transporte, la alimentación y la tecnología. Aunque valoran positivamente el papel de la Unión Europea y las ONG, consideran que las grandes empresas y corporaciones muestran poco compromiso ambiental.
Asimismo, el informe denuncia que la comunicación política sobre sostenibilidad resulta confusa e insuficiente, generando desconfianza entre los jóvenes. En cuanto a las fuentes de inspiración, las redes sociales son la principal referencia para motivar cambios de hábitos, seguidas de los influencers y las instituciones educativas. En cambio, las campañas empresariales y los familiares se sitúan a la cola en credibilidad.
La medida más valorada para fomentar la conciencia ecológica es incluir la sostenibilidad en la educación desde las etapas infantiles, reforzando su presencia en el sistema educativo.
Begoña de Benito, de Ecoembes, destacó que los jóvenes “representan a las próximas generaciones de líderes y protagonistas del futuro”, por lo que “es fundamental escuchar sus inquietudes y responder a sus necesidades si queremos construir un modelo sostenible, circular e innovador”. Además, pidió a todos los agentes implicados “estar a la altura de este desafío” y mantener un diálogo constante con la juventud.
En la misma línea, los diputados Víctor Camino y Daniel Senderos (PSOE) defendieron que la sostenibilidad “no puede ser un lujo” y debe asumirse como una responsabilidad colectiva, especialmente por parte de las grandes empresas. Por su parte, Sandra Pascual (PP) reivindicó la importancia de la educación ambiental desde edades tempranas y de fomentar el espíritu emprendedor sostenible entre los jóvenes.
En conclusión, el informe revela que la juventud española está dispuesta a participar activamente en la transición ecológica, pero reclama información clara, precios accesibles, coherencia empresarial y más educación ambiental para transformar su predisposición en cambios reales y duraderos.