Las manifestaciones del 1 de Mayo en Madrid, entre la reivindicación laboral y la sombra del oportunismo sindical
Bajo el lema "Proteger lo conquistado, ganar futuro", las principales organizaciones sindicales han vuelto a llenar las calles de Madrid con motivo del Primero de Mayo. La manifestación, que partió desde Gran Vía y concluyó en la Plaza de España, estuvo encabezada por los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, en una jornada marcada por las demandas de reducción de jornada laboral, el rechazo a la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell y las críticas al impacto internacional de la política estadounidense.
Un 1 de Mayo marcado por el contexto internacional y el apagón reciente
En un clima menos favorable que en ediciones anteriores, tanto por la meteorología como por la tensión social acumulada tras el apagón del pasado lunes que paralizó gran parte de la Península Ibérica, los discursos sindicales se centraron en reforzar la necesidad de defender derechos sociales y laborales "en riesgo" por la situación internacional.
Sordo y Álvarez centraron parte de sus intervenciones en la figura de Donald Trump, cuya hipotética vuelta a la presidencia de EE.UU. fue señalada como una amenaza para los derechos fundamentales. El secretario general de la UGT no dudó en calificar al expresidente como un "personajillo" que "cuestiona la igualdad, la educación y la sanidad".
La reducción de jornada y la OPA del BBVA, en el centro del debate
Ambos líderes reclamaron al Gobierno que impulse la aprobación definitiva de la reducción de la jornada laboral sin merma salarial, tras su trámite en el Consejo de Ministros. Exigieron a los partidos políticos que permitan su debate parlamentario. Para Sordo, impedirlo sería "un fraude de ley"; para Álvarez, "un timo a la democracia".
La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell también fue motivo de crítica. Los sindicatos manifestaron su rechazo frontal a una operación que, según ellos, pone en riesgo miles de puestos de trabajo y reduce la competencia en el sector bancario. La ministra Yolanda Díaz también pidió que el Ejecutivo actúe para frenarla.
El contraste entre el discurso y la práctica sindical
Más allá de las reivindicaciones, las marchas del Primero de Mayo también han reabierto el debate sobre el papel de los sindicatos en la España actual. Las organizaciones mayoritarias, CCOO y UGT, continúan recibiendo importantes subvenciones del Estado y gozan de posiciones destacadas en los órganos de representación institucional, pero su presencia entre los trabajadores, especialmente en las nuevas generaciones, es cada vez más débil.
La desconexión entre los sindicatos tradicionales y amplios sectores de trabajadores precarios o autónomos se hace patente. La ausencia de respuestas eficaces ante el auge del pluriempleo, los falsos autónomos o la brecha generacional evidencia una carencia de renovación estructural. A ello se suman los casos de opacidad financiera y las críticas por la falta de independencia respecto al poder político.
Una festividad que demanda más que pancartas
Mientras los discursos oficiales se llenan de proclamas, muchos trabajadores siguen sin ver mejoras tangibles en sus condiciones laborales. El Primero de Mayo debe ser algo más que un ritual sindical subvencionado: debe ser un espacio de reflexión crítica sobre el presente y el futuro del trabajo, donde se escuchen las voces reales de quienes sostienen la economía del país desde la incertidumbre, la temporalidad o la falta de representación.
El reto para los sindicatos, si quieren recuperar su legitimidad social, pasa por dejar atrás la comodidad institucional y volver a estar donde empieza todo: en la defensa efectiva de los trabajadores, en las empresas, en las calles y en el tejido productivo real.