Crónicas de nuestro tiempo

Virgencita, virgencita ...

Cuando se hacen obras de caridad para favorecer, curar, ayudar, solucionar, etc., a personas necesitadas que en una posición muy inferior nos necesitan, en muchas ocasiones, algunas personas más que de corazón lo hacen por alarde, por auto halago o por presunción, sobrados de medios para ello. Otras veces, por egoísmo, creyendo que así, Dios lo tendrá en cuenta para que su entorno le admire.

Otras veces, las menos, hacen obras de caridad por humanidad incondicional, sin resonancia, sin alardes, sin pretensión estratégica y sin hacer ruido. De corazón, en silencio y convencido de hacerlo por obligación moral (.!.) sabiendo que no supone un esfuerzo por encima del sacrificio físico, porque realmente supone una auto retribución impositiva extraída de la generosidad humana.

Aquellos que con velada táctica filtran asiduamente sus aportaciones sociales a determinados colectivos o grupos marginales, no merecen una especial gratitud. Y muchos menos, esos otros que desde el escenario de las acusaciones (estos son los políticos de pensamiento zurdo, multicolor y degenerado) se dedican a levantar y promover acusaciones contra quienes pudiendo no lo hacen; o lo hacen desde la humilde discreción. 

Estos personajes políticos son los peores, porque siendo ellos cuña de su propia madera, suelen ocultar patrimonios generalmente mal ganados, que hacen honor a "Dime de qué acusas y te diré lo que haces" propio una vez más de los del pensamiento zurdo, verde, woke y Lgtbiq+, que no es otra cosa que desear tener sin esfuerzo lo que otros con honrado sacrificio han conseguido.

Cuando oímos a los del pensamiento zurdo y multicolor decir, que no hay derecho a que personas o entidades posean varias viviendas vacías, sólo reflejan, además de su envidiosa ambición por algo que no poseen ni están dispuestos a reconocer como un derecho de su propietario, sea quién sea; la codicia insana de robar o dejar robar, como camino fácil.

Todo individuo físico o jurídico, tiene la facultad y sobre todo el derecho de disponer, administrar, coleccionar, destruir, rentabilizar o mal vender, aquellos bienes patrimoniales que honradamente haya adquirido como resultado de su inteligencia, herencia, suerte, ahorro o trabajo, siempre que en conciencia y aún teniendo la incoherencia mental de ser de pensamiento zurdo, lo haya conseguido sin hurto, robo, descuido o chantaje.

Por ejemplo, cuando el gobierno permite que el peso de la ley caiga sobre el ladrón que nos ha robado el coche condenándole con cárcel y devolviéndonos inmediatamente el vehículo, lo hace porque evidentemente el coche no constituye interés estratégico material para uso o dádiva del gobierno. Pero cuando el okupa irrumpe en la vivienda y se apodera de nuestra morada familiar dejándonos desamparados y en la calle, la ley permite que sin ninguna responsabilidad, el intruso, ladrón o criminal, disponga de la misma, durante 2 o 3 años, para ahorrarse la obligación de facilitar una vivienda al asaltante, sin asumir que pagamos impuestos para que la policía contraiga la responsabilidad de evitar la comisión de asaltos, robos, etc., actos delictivos (.!.) y los jueces, la responsabilidad de impartir justicia. Justicia que en tiempo y forma lo puede ser, pero que sin inmediatez, se convierten en abuso de autoridad, injusticia, desidia y delito, además de efectos colaterales que suelen derivar en estrés, depresión, impotencia social, miseria, sufrimiento, desgracia y hasta suicidio.

Es decir, el pensamiento zurdo, woke, ecologista y Lgtbiq+, supone acusar a quienes decentemente con dignidad poseen un patrimonio sin declararse del Clan colectivo de hecho o derecho.

En cambio, los ricos como los Bardem, Almodóvar, Felipe González, Zapatero, Bono, Escolar, García Ferreras y un largo etcétera, se les asume como camaradas con derecho a la riqueza merecida, al igual que la usurpación de la propiedad privada al desconocido, se acepta siempre que determine una necesidad para el asaltante inmigrante, marginado o delincuente con derecho a voto, que determine un ahorro para el gobierno y constituya un derecho social defendido por los distintos colectivos que desde temprana edad rebelde, engloban la misma sentencia y sentimiento de todo un andamiaje que año tras año engrosa esa multitud anticonservadora que se hacen llamar progresista siendo retrógrados.