Verdades sobre la Agenda 2030 (Parte II)
Esta Agenda 2030, que se reafirma en todos los resultados de las cumbres citadas en la columna de ayer (Parte I), es una imposición global de la perniciosa nueva religión climática y ecológica, el dogma de género, el aborto y la multiculturalidad.
¿Por qué es una imposición? Porque este plan globalista, este principio rector bajo el que deben someterse todas las naciones suplantando su soberanía, nadie lo ha votado, tampoco los gobiernos, que quedan reducidos a ser servidores y ejecutores. Todo ello es una exigencia de las oligarquías y fundaciones internacionales (las grandes élites), que pretenden transformar la cultura, las tradiciones y la identidad de las naciones, y uniformarlas bajo su propuesta ideológica para que todo quede bajo su control. Sí, empresas, organizaciones e instituciones se ven obligadas a difundir la “demoníaca” Agenda 2030, adoptar y difundir sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que absorbe numerosos y ostentosos recursos, recursos que se “roban” de otras áreas más necesarias. Muchas empresas deben formar a su personal en igualdad de género, respetar cuotas, o cumplir con numerosas obligaciones en el ámbito del cambio climático. Además, al calor de la sostenibilidad, se han forjado ministerios, leyes, comisiones, entidades públicas y privadas subvencionadas, negocios en el campo de las consultorías, asesorías, empresas de comunicación... Sin embargo, el entusiasmo de España en la observación de esta normativa, lamentablemente, está teniendo penosas consecuencias en el ámbito de la energía, los alimentos, la estructura familiar...