El Trayecto

Cuando la imperfección es nuestra mayor verdad frente a la IA

Ya no se recopilan ni se estudian fuentes primarias: todo en lo que confiamos proviene de fuentes secundarias. Gracias a la dependencia excesiva de la inteligencia artificial, corremos el riesgo de perder el contacto con el origen de las ideas humanas.

El Jardín de las Delicias de Jheronimus Bosch, que cuelga en El Prado, transita por formas utópicas, protópicas y distópicas de percibir nuestra existencia – así es también nuestra interacción con la tecnología, que borra complejidades y se enfoca únicamente en optimizar la lógica, aumentar la eficiencia, eliminar el ruido, y más.  Pasa de empoderarnos para descubrir la red de conexiones ocultas, interacciones complejas del mundo que habitamos, a tomar decisiones por nosotros, mientras nos ofrece la ilusión de que aún somos nosotros quienes elegimos.

La tecnología puede ser peligrosa, pero también puede serlo el fuego si no sabes cómo manejarlo o apagarlo. Así como el fuego puede salirse completamente de control. El fuego no es un invento nuevo, sin embargo, seguimos teniendo dificultades con él, al igual que con innovar y usar la tecnología de forma ética de una u otra manera. No obstante, pensar que la tecnología no aporta nada bueno a la raza humana es una necedad. Ha automatizado una gran cantidad de tareas, liberándonos tiempo para reflexionar y dedicarnos a actividades que los humanos disfrutamos más. La verdadera pregunta es si hemos sabido aprovechar esta ventaja. Y si no lo has hecho, ¿por qué estás dejando pasar una oportunidad que ninguna otra generación en la historia ha tenido?

El verdadero objetivo de la tecnología es democratizar el conocimiento y dar a las personas más espacio para reflexionar, analizar y pensar críticamente – para darnos un sentido más allá de la mera existencia como máquinas.

Hace solo unos días, un video creado con el generador de video por inteligencia artificial más reciente de Google, Veo 3, se volvió viral en internet. El video, creado por Travis Bible (@thetravisbible en Instagram), demuestra el impresionante nivel de realismo que alcanza IA: genera clips que la mayoría de personas no puede distinguir de imágenes reales. Este modelo es capaz de procesar instrucciones y descripciones complejas, transformándolas en videos altamente realistas, con una sincronización precisa y figuras humanas convincentes. Sin embargo, hay algo que sí llama la atención de inmediato: la extraordinaria calidad visual del video y la perfección técnica. 

A lo largo de toda la historia de la humanidad, hemos luchado por alcanzar lo perfecto y lo mejor; ahora estamos obligados a enfrentarnos a la realidad de que ese ideal perfecto no es humano, sino una máquina. ¿Seguiremos buscando encarnar el ideal de perfección si eso significa convertirnos en una máquina de inteligencia artificial? Ninguna fuente primaria es perfecta; en cambio, son valiosas porque son auténticas y matizadas – la inteligencia artificial no está hecha para ser ninguna de esas cosas, porque está construida para la conveniencia, para reforzar las interpretaciones dominantes, para desprenderse de los orígenes con el fin de atraer a una audiencia más amplia, y para estandarizar la información mientras borra la diversidad.

Es nuestra responsabilidad personal utilizar  la tecnología para el propio empoderamiento, o convertirte en su objeto de análisis. Es hora de entender que la tecnología nos da más autonomía, dándonos más responsabilidad personal para actuar bien. Los algoritmos son engañosos, pero hay opciones para sortearlos viviendo en la UE. Somos libres de determinar la tecnología por nosotros mismos, pero solo si podemos asumir la responsabilidad. Y, sobre todo, si somos capaces de proyectar nuestras imperfecciones como una afirmación de nuestra humanidad.