Crónicas de nuestro tiempo
La hoja de ruta avanzada
15 de noviembre de 2025 (11:58 h.)
(Endofobia: Que siente odio o aversión a lo que pertenece a su mismo país, cultura, grupo o colectivo)
El problema de España ya no es solo quién gobierna, sino quién ha ocupado sus instituciones. Lo que antes fue Estado de Derecho hoy es un sistema intervenido, manipulado y prostituido por una secta política que ha sustituido la justicia por el servilismo, y la verdad por la consigna.
El endófobo, antes figura aislada, hoy se ha multiplicado: está en los ministerios, en los tribunales, en los medios públicos y en las aulas. Han colonizado el alma del país, imponiendo su dogma con el lenguaje inclusivo y el látigo del poder. Se han convertido en retrógrados seudoprogresistas en crecimiento.
El nuevo ministerio del pensamiento donde desde hace años se nos educa no para pensar, sino para obedecer, ha inoculado en la sociedad resentida el virus del miedo a la derecha que tambien se proyecta desde ese sector de vagos de la UE en proceso de cambio.
Se revisa la historia, se manipulan los libros, se suprimen héroes, se inventan mártires de laboratorio, se cambia la historia, se anula el sentido común, se impone la falacia anacrónica para juzgar en la actualidad hechos del pasado ignorando el contexto histórico, social y cultural de aquel momento.
La educación, otrora noble, se ha convertido en un campo de experimentos ideológicos donde la excelencia molesta y el esfuerzo se penaliza.
Los medios públicos, dirigidos por los mismos estómagos agradecidos del régimen, no informan: dictan fe. Y quien no la profesa, es señalado, ridiculizado o silenciado.
La maquinaria sanchista es una mezcolanza de socialismo, comunismo populismo y dictadura, amparada en elementos seudo democraticos como una monarquía protagonizada por un mediocre personaje de inutil linaje Real sumido al sistema por supervivencia, conveniencia, fracaso conyugal, familiar y personal, además de esa soledad que le ha conducido a dejarse llevar por la incierta creencia de sobrevivir, contribuyendo a la tesis, de que un pueblo ignorante es un pueblo dócil, y por eso el sanchismo trabaja incansablemente para que el oscurantismo se confunda con virtud y la sumisión con progreso.
Nunca la corrupción compró como ahora el silencio de medios e Instituciones, ni fue tan sutil ni extendida como lo hace ahora con metódica manipulación de ingenieria; basta con repartirla en subvenciones.
Miles de millones se diluyen en asociaciones fantasma, observatorios, fundaciones, chiringuitos y sueldos inventados.
Los endófobos no roban con violencia: roban con sonrisa y BOE.
Cada decreto es una mordaza, cada ayuda una compra de lealtad.
Ahí están los: Bolaños, Montero, Armengol, Óscar Puente, Pilar Alegría, Albares, Patxi López, Victor Torres, Monica García, Armengol, Ana Redondo, Conde-Pumpido, García Ortiz, Iglesias, Belarra, Zapatero, Nadia Calviño, Teresa Ribera, y toda esa red de comisarios del favor público, que utilizan el Estado como su cortijo y a su manera.
A la sombra, algunos tribunales presididos por jueces para la demagogia miran a otro lado; y los fiscales, sumisos al amo, certifican la impunidad con su silencio.
El pueblo es rehén del engaño
y el ciudadano medio vive atrapado entre la propaganda y la necesidad. Le dicen que protesta la ultraderecha, y calla. Le dicen que su país es racista, y pide perdón.
Le dicen que todo va bien, y aunque su nevera esté vacía, lo repite por miedo a quedar fuera del rebaño.
No entiende que la libertad no se pierde de golpe, sino a plazos; que se renuncia a ella cuando se prefiere el subsidio a la responsabilidad; la consigna a la verdad; el “sí” automático a la conciencia crítica.
Y los endófobos lo saben: saben que un pueblo alimentado con limosnas no se rebela, y que quien teme perder su migaja no se atreve a reclamar su pan. Saben que a la mayoría de los jubilados se les compra subiéndoles un 7%.
Es lo que se llama el crimen moral de un régimen que no gobierna: coloniza.
Coloniza las instituciones, la palabra, la moral y hasta la compasión.
Se disfraza de progreso mientras se destruye la justicia. Se pisotea la igualdad y pervierte la libertad.
Han convertido la política en una red de clientelismo emocional donde todo se mide en obediencia.
Pedro Sánchez es el gran director de orquesta y sus músicos tocan la partitura del oportunismo y la mediocridad.
Y en la tribuna, un líder de la oposición sumiso que como García Page, amaga solo para que le oigan y aplaude sin que le vean y sin conciencia de entender que su silencio también es traición, y aguantan hasta que el agua nos llegue al cuello esperando alguna dadiva.
Conclusión:
No se destruye una nación de un día para otro; se la desangra lentamente.
Primero se falsea su historia, luego se manipula su conciencia, y al final se convence a sus adeptos de que la indignidad y todo lo malo que esté ocurriendo y lo peor que vendrá, es fruto de la derecha: los fascistas.
Y mientras tanto, el ciudadano que paga impuestos observa impotente cómo el Estado se convierte en un negocio, una dictadura, una amenaza continua.
Hay que reconocer, que lo que han sido ciclos superados, la UE y en nuestra España el Sanchismo, lo han convertido en "cronico" y sin ningún género de dudas, se avecina un tormento social-callejero de las huestes que adoran al dictador junto con los endofobos que odian España y por ende a la derecha. Ellos serán los que se encarguen de provocar esa kale borroka callejera en las comunidades del Pp, y especialmente en Madrid.
García-Ortiz seguirá donde está y será absuelto, sea como sea. Puigdemont otorgará oxígeno según qué, para que Sánchez siga, y Feijóo seguirá haciéndose el mohíno de discurso placebo, sin atreverse a ir a Bruselas para hablar claro con Koen Lenaerts, presidente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, es decir, el juez que tiene mayor poder de Europa; o el abogado general de la UE, Dean Spielmann, para aclararle que la jueza española del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, María Lourdes Arastey Sahún le ha lavado el cerebro porque la amnistía solo se ha hecho para seguir gobernando Sánchez, y, así, despejar el camino de la verdad, porque Spielmann, en sus conclusiones, descarta que se trate de una "autoamnistía" que es precisamente lo que es.
Pero Feijóo, fiel a sus principios de no remover el barro para no mancharse y llegar impoluto a la república gallega sin enfadar al que será presidente de la Confederación de repúblicas, se mantiene en posición de "aquí me las den todas" cargado de halagos de la ciudadania grogui, mientras el país se seguirá hundiendo lentamente.
El problema de España ya no es solo quién gobierna, sino quién ha ocupado sus instituciones. Lo que antes fue Estado de Derecho hoy es un sistema intervenido, manipulado y prostituido por una secta política que ha sustituido la justicia por el servilismo, y la verdad por la consigna.
El endófobo, antes figura aislada, hoy se ha multiplicado: está en los ministerios, en los tribunales, en los medios públicos y en las aulas. Han colonizado el alma del país, imponiendo su dogma con el lenguaje inclusivo y el látigo del poder. Se han convertido en retrógrados seudoprogresistas en crecimiento.
El nuevo ministerio del pensamiento donde desde hace años se nos educa no para pensar, sino para obedecer, ha inoculado en la sociedad resentida el virus del miedo a la derecha que tambien se proyecta desde ese sector de vagos de la UE en proceso de cambio.
Se revisa la historia, se manipulan los libros, se suprimen héroes, se inventan mártires de laboratorio, se cambia la historia, se anula el sentido común, se impone la falacia anacrónica para juzgar en la actualidad hechos del pasado ignorando el contexto histórico, social y cultural de aquel momento.
La educación, otrora noble, se ha convertido en un campo de experimentos ideológicos donde la excelencia molesta y el esfuerzo se penaliza.
Los medios públicos, dirigidos por los mismos estómagos agradecidos del régimen, no informan: dictan fe. Y quien no la profesa, es señalado, ridiculizado o silenciado.
La maquinaria sanchista es una mezcolanza de socialismo, comunismo populismo y dictadura, amparada en elementos seudo democraticos como una monarquía protagonizada por un mediocre personaje de inutil linaje Real sumido al sistema por supervivencia, conveniencia, fracaso conyugal, familiar y personal, además de esa soledad que le ha conducido a dejarse llevar por la incierta creencia de sobrevivir, contribuyendo a la tesis, de que un pueblo ignorante es un pueblo dócil, y por eso el sanchismo trabaja incansablemente para que el oscurantismo se confunda con virtud y la sumisión con progreso.
Nunca la corrupción compró como ahora el silencio de medios e Instituciones, ni fue tan sutil ni extendida como lo hace ahora con metódica manipulación de ingenieria; basta con repartirla en subvenciones.
Miles de millones se diluyen en asociaciones fantasma, observatorios, fundaciones, chiringuitos y sueldos inventados.
Los endófobos no roban con violencia: roban con sonrisa y BOE.
Cada decreto es una mordaza, cada ayuda una compra de lealtad.
Ahí están los: Bolaños, Montero, Armengol, Óscar Puente, Pilar Alegría, Albares, Patxi López, Victor Torres, Monica García, Armengol, Ana Redondo, Conde-Pumpido, García Ortiz, Iglesias, Belarra, Zapatero, Nadia Calviño, Teresa Ribera, y toda esa red de comisarios del favor público, que utilizan el Estado como su cortijo y a su manera.
A la sombra, algunos tribunales presididos por jueces para la demagogia miran a otro lado; y los fiscales, sumisos al amo, certifican la impunidad con su silencio.
El pueblo es rehén del engaño
y el ciudadano medio vive atrapado entre la propaganda y la necesidad. Le dicen que protesta la ultraderecha, y calla. Le dicen que su país es racista, y pide perdón.
Le dicen que todo va bien, y aunque su nevera esté vacía, lo repite por miedo a quedar fuera del rebaño.
No entiende que la libertad no se pierde de golpe, sino a plazos; que se renuncia a ella cuando se prefiere el subsidio a la responsabilidad; la consigna a la verdad; el “sí” automático a la conciencia crítica.
Y los endófobos lo saben: saben que un pueblo alimentado con limosnas no se rebela, y que quien teme perder su migaja no se atreve a reclamar su pan. Saben que a la mayoría de los jubilados se les compra subiéndoles un 7%.
Es lo que se llama el crimen moral de un régimen que no gobierna: coloniza.
Coloniza las instituciones, la palabra, la moral y hasta la compasión.
Se disfraza de progreso mientras se destruye la justicia. Se pisotea la igualdad y pervierte la libertad.
Han convertido la política en una red de clientelismo emocional donde todo se mide en obediencia.
Pedro Sánchez es el gran director de orquesta y sus músicos tocan la partitura del oportunismo y la mediocridad.
Y en la tribuna, un líder de la oposición sumiso que como García Page, amaga solo para que le oigan y aplaude sin que le vean y sin conciencia de entender que su silencio también es traición, y aguantan hasta que el agua nos llegue al cuello esperando alguna dadiva.
Conclusión:
No se destruye una nación de un día para otro; se la desangra lentamente.
Primero se falsea su historia, luego se manipula su conciencia, y al final se convence a sus adeptos de que la indignidad y todo lo malo que esté ocurriendo y lo peor que vendrá, es fruto de la derecha: los fascistas.
Y mientras tanto, el ciudadano que paga impuestos observa impotente cómo el Estado se convierte en un negocio, una dictadura, una amenaza continua.
Hay que reconocer, que lo que han sido ciclos superados, la UE y en nuestra España el Sanchismo, lo han convertido en "cronico" y sin ningún género de dudas, se avecina un tormento social-callejero de las huestes que adoran al dictador junto con los endofobos que odian España y por ende a la derecha. Ellos serán los que se encarguen de provocar esa kale borroka callejera en las comunidades del Pp, y especialmente en Madrid.
García-Ortiz seguirá donde está y será absuelto, sea como sea. Puigdemont otorgará oxígeno según qué, para que Sánchez siga, y Feijóo seguirá haciéndose el mohíno de discurso placebo, sin atreverse a ir a Bruselas para hablar claro con Koen Lenaerts, presidente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, es decir, el juez que tiene mayor poder de Europa; o el abogado general de la UE, Dean Spielmann, para aclararle que la jueza española del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, María Lourdes Arastey Sahún le ha lavado el cerebro porque la amnistía solo se ha hecho para seguir gobernando Sánchez, y, así, despejar el camino de la verdad, porque Spielmann, en sus conclusiones, descarta que se trate de una "autoamnistía" que es precisamente lo que es.
Pero Feijóo, fiel a sus principios de no remover el barro para no mancharse y llegar impoluto a la república gallega sin enfadar al que será presidente de la Confederación de repúblicas, se mantiene en posición de "aquí me las den todas" cargado de halagos de la ciudadania grogui, mientras el país se seguirá hundiendo lentamente.