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Historia e intrahistoria, arte y cultura en un rincón de Bogotá, Colombia

Invito al querido lector o lectora a dar un paseo por un barrio de Bogotá donde se juntan la historia, los hechos, y la intrahistoria, el alma de un barrio conocido como La Candelaria. Toma su nombre de la iglesia, Nuestra Señora de la Candelaria, construida en 1653. Este vecindario se sitúa en el centro histórico de la ciudad a espaldas de la Catedral, la Plaza de Bolívar y el centro administrativo de la urbe. Sus calles empinadas se extienden hacia el oriente, con vistas a los cerros de Monserrate y Guadalupe, sitios turísticos por excelencia y de fervientes peregrinaciones.

La Candelaria, un terruño que nos brinda un retorno a los orígenes de la ciudad, a su fundación el 6 de agosto de 1536. Admiramos sus casonas coloniales, balcones hechos en madera, patios y jardines con rosales siempre en flor y los curiosos nombres de las calles, Calle del Amor, Calle de la Esperanza, Calle de la Fatiga. Todo tiene sabor a antaño, a historia, a la vez que da espacio para la creatividad de los pintores callejeros con su arte urbano. Vamos, querido lector, a pie, subiendo y llenando el espíritu de un no sé qué romántico y placentero, porque ir a la Candelaria se entiende que es para dar gozo al cuerpo y al espíritu.  La exquisita gastronomía de sus restaurantes, ya típicos o internacionales, cafés animados con música que cala en el alma o sitios de tertulias, teatros, salas de lectura y museos de alta calidad.

 El barrio acoge a los bogotanos en tardes soleadas, a turistas locales y extranjeros. Recordemos que la ciudad está a una altura de 2.640 metros sobre el nivel del mar, en la Sabana de Bogotá. Es una de las capitales más altas del mundo. Los bogotanos decimos que estamos a 2.600 metros más cerca de las estrellas. Respira profundo y adelante, querido lector, únete a los 11 millones de habitantes de la ciudad en este recorrido turístico y cultural. Los sitios obligados para visitar y extasiarse incluyen, el Museo de Oro, el Museo Fernando Botero, El Centro Cultural García Márquez, Centro Cultural Delia Zapata Olivella, La Casa de poesía José Asunción Silva, La casa del poeta Rafael Pombo, La Biblioteca Luis Ángel Arango, El teatro Colón y muchos más.

Entremos al Museo de Oro. Quedarás deslumbrado al verte frente a más de 34.000 piezas de oro, orfebrería de los pueblos indígenas de Colombia. El pueblo chibcha llegó a dominar el arte de la orfebrería con suma perfección. Objetos de la vida diaria, anzuelos, vasijas, hilos finísimos, filigranas, láminas repujadas que suponen una habilidad técnica excepcional. Figuras antropomorfas, figurillas humanas, estilizaciones, donde se supera el realismo para dar paso al simbolismo. Joyas finísimas, pectorales, máscaras, réplica de ceremonias y rituales sagrados. Es un privilegio haber conservado estos tesoros gracias a la labor del Banco de la Republica.

El museo Fernando Botero te hará sonreír, soñar y animarte a vivir. La biografía del pintor, escultor colombiano muestra su determinación por realizar obras con un estilo propio, el volumen de las personas, animales, frutas, libros, casas, todo se aprecia como con una lente de aumento que resulta en grandes sonrisas admirativas de su público alrededor del mundo. Entremos al museo y admiremos su arte sensual, humorístico, dolorido, a veces, y sabio de este maestro quien nació en Medellín y recorrió el mundo llenando plazas, museos con sus gigantescas esculturas.

 Visitemos el Centro Cultural Gabriel García Márquez, una joya arquitectónica y un espacio para el desarrollo cultural de Colombia e Iberoamérica. Se honra al escritor colombiano, galardonado con el Premio Nobel de Literatura 1982. Este centro inaugurado en 2008 ofrece espacios selectos para conferencias, conciertos, exposiciones de arte, talleres literarios. Alberga una biblioteca, espacio indispensable para investigadores con numerosos archivos y una librería, uno de los tesoros más preciados del centro. La actividad del centro es desbordante, símbolo de la riqueza cultural de Colombia e Hispanoamérica.

Para culminar, damos paso a la música, la danza y el teatro en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, un vibrante punto de convergencia y creatividad para todas las edades. La agenda cultural variada involucra la música tradicional, folclórica con apertura a lo contemporáneo. Actividades artísticas para jóvenes y niños. Danzas contemporáneas, talleres de composición, drama y canto. Delia Zapata Olivella consagró su vida a la promoción de las danzas tradicionales de Colombia dentro del país y en el extranjero. Mujer de grandes talentos amante de la música y devoción a la cultura colombiana.

Hasta nuestro próximo encuentro, queridos lectores y lectoras.