Hablando de Colón
En estos días se presentó en República Dominicana, la obra “Colón. El converso que cambió el mundo” del historiador español Esteban Mira Caballos.
El autor es uno de los más importantes historiadores españoles de la contemporaneidad, quien ha dedicado muchos años en estudiar todo lo que se ha escrito sobre el almirante Cristóbal Colón.
Esta biografía resulta concluyente, ya que aprovecha para aclarar muchos temas pendientes sobre el personaje: desde su origen, religión, aspiraciones, su prole, su relación con los reyes, las circunstancias de sus viajes, el intercambio con los indígenas hasta su percepción personal sobre el paradero de sus restos.
A cada paso va descubriendo la personalidad de Colón entrando hasta en sus perfiles psicológicos, llegando a denominarle como un “excéntrico con un comportamiento quijotesco, que decía cosas sin sentido, que escuchaba voces del más allá, que tuvo la suerte de que se le presentase Dios cuando estaba acorralado por los indios... Y también era un soberbio, porque le pide a la reina Isabel lo que nadie se había atrevido a exigirle nunca: que lo nombre almirante, gobernador, virrey de las Indias… y que le dé la décima parte de todo lo que se encuentre”. Ante esta aparente locura, le concedieron todo lo pedido en las famosas capitulaciones de Santa Fe. Pero después de descubierto el Nuevo Mundo, querían arrebatarle lo acordado. Es una historia fascinante.
En su libro recoge toda la documentación que se ha aportado en los últimos cincuenta años, que ha ayudado a perfilar mucho mejor el personaje. Asimismo, ha encontrado en el Archivo General de Indias y en la Biblioteca Colombina, nuevos documentos que aportan ciertos matices a la figura de Colón.
Es en definitiva la obra biográfica de Colón más completa que podemos tener en nuestras manos hasta el día de hoy.
Concluye que Colón era “genovés”. Asimismo, asevera la interesante tesis de que en la República Dominicana se encuentra la mayor cantidad de descendientes de Colón, ya que todos los que lleven ese apellido, pueden ser descendientes directos del almirante, aunque sean de color, producto del mestizaje.
Pero Mira Caballos afirma que “los restos de Colón están en la Catedral de Sevilla” y no, como él mismo sostenía hasta ahora, en Santo Domingo, el cual es el único aspecto que no comparto de toda esa magnífica obra.
Las osamentas de Cristóbal Colón están en República Dominicana y han sido históricamente objeto de estudio desde el 10 de septiembre de 1877, y de manera oficial tanto el Estado Dominicano como la Academia Dominicana de la Historia han establecido que no existen dudas de su autenticidad, como lo demuestran los textos de Fray Cipriano de Utrera, Pedro Troncoso Sánchez, Manuel García Arévalo, Emiliano Tejera, y los españoles Emilio de la Cruz Hermosilla y Carlos Esteban Deive, todos citados en la obra “Los restos de Colón. Bibliografía” de Frank Moya Pons (2006).
Esta obra sobre Cristóbal Colón es de obligada lectura: impactante y cautivante. La mejor biografía del almirante hasta la fecha.