¿Dónde vas Mbappé?
El mejor futbolista del mundo anuncia que abandonará el PSG al finalizar esta temporada. Luego de tantas vueltas al redil, llega el momento de elegir a la nueva madre del cordero. El Real Madrid, eterno candidato a ser su nuevo hogar, se enfrenta ahora a una paradoja: contratar al mejor, a riesgo de poner en peligro el equilibrado ecosistema blanco, o dejar marchar a la estrella gala a otro equipo que amenace sus intereses en Europa.
En el ámbito futbolístico, las cosas tienen la trascendencia que un hincha les otorga; sin embargo, hay otras facetas de la vida donde sí es determinante dónde situamos las piezas. Por ejemplo, el caso Puigdemont. El fichaje de Mbappé por el Real Madrid aumenta las expectativas del club más laureado del planeta. Cosa contraria es el “fichaje” de Puigdemont que requiere la causa sanchista. En este caso, la asociación parasitaria de ambas posturas sólo presagia desastres. Y no para un club de fútbol, sino para el país.
Puigdemont no corre la banda, no desborda al adversario con fintas de ensueño, no cabecea el cuero dando un salto proverbial… tan solo regatea a la justicia y da patadas al Estado de derecho español. El fichaje que necesita Sánchez en su equipo es un prófugo que desea canibalizar las leyes, pretende ahormar la legislación a su conveniencia, deformar las normas, hacer un estrafalario ejercicio de sastrería para meterse en el traje que le presente en sociedad como un ciudadano libre y cabal. Lo más desconcertante de todo es que el gobierno socialista coadyuva en tal propósito, despliega la alfombra roja del sentenciado que anhela echarse en brazos de su salvador.
Los límites fijados por la Constitución son, para Puigdemont y Sánchez, lo que a Mbappé una defensa ciega. Son capaces, los primeros, de driblar las normas de convivencia para continuar su andadura política de poder. Mientras, los espectadores, somos testigos de un partido que vamos a perder, porque nuestro equipo está cediendo a la ofensiva de los otros atacantes que acompañan a Puigdemont: amnistía e indulto. Mucho más temibles que cualquier delantera que pueda alinear un equipo de fútbol.
Mbappé anuncia que se va de París, ¿dónde vas, Mbappé? Sánchez anuncia que todas estas tropelías son a beneficio del inventario del pueblo español. Sin embargo, los costes extras son impredecibles. La herencia puede ser un lastre para el Estado de derecho, crea una brecha por donde desagua el manantial de la cordura. No cabe duda, el fichaje de Mbappé, si es que recala en el Bernabéu, tendrá mejores consecuencias que el “Nightmare Team” diseñado por Sánchez. Solo queda preguntarse si será un entrenador a lo Ferguson, o si sus extraños compañeros de cama levantarán un puente de plata para su salida de Moncloa. Aguardemos pacientes en la grada.