El comunismo socialismo y sanchismo bolivariano
En la larga historia de la Humanidad no ha existido ideología más tiránica ni más criminal que el comunismo, que encarceló a mil millones de personas en sus propios países y asesinó a más de 130 millones de seres humanos; más del doble de los que murieron en la segunda guerra mundial.
En términos absolutos la mayor parte de los asesinatos del comunismo fueron cometidos por Lenin y Stalin en la Unión Soviética y Mao en China. En términos relativos la mayor atrocidad comunista corresponde a los Jemeres Rojos en Camboya, quienes ejecutaron a la cuarta parte de la población de su país (dos millones de personas).
De hecho, tras un siglo de experimentos comunistas en docenas de países de cuatro continentes no encontramos un solo ejemplo, ni uno, en que el comunismo no haya sido sinónimo de represión, tortura, corrupción, destrucción de la libertad, muerte, pobreza para el pueblo y lujo para sus dirigentes.
Tanto es así que los estados comunistas tuvieron que levantar muros y alambradas en las fronteras, no para evitar que entraran los de fuera, sino, para evitar que salieran los de dentro, deseosos de huir del infierno comunista. Fue la primera vez en la Historia que ocurría algo así.
En tiempos más recientes se ha desarrollado en Hispanoamérica un comunismo de corte bolivariano apoyado por la vieja dictadura comunista de Cuba y cuyo mayor exponente ha sido la Venezuela de Chávez y Maduro.Tiranía que en tan sólo veinte años ha destruido por completo un país rico, propietario de las mayores reservas de petróleo del planeta, llevando al exilio al 15% de su población y provocando el mismo resultado de siempre: represión, tortura, enorme corrupción, hambre y miseria para el pueblo y lujo para sus dirigentes.
Una vez que un comunista ocupa el poder, jamás lo abandona voluntariamente, como le ocurrirá al Sanchismo. Ahí siguen en Cuba, Venezuela o Corea del Norte, y ahí seguirán, Bolivia, Perú, Guatemala y ahora posiblemente Colombia. El falso lema es: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO Y EL ODIO AL EMPRESARIO.
Pues bien, a pesar de su sucesión histórica de colosales fracasos, la izquierda se llama a sí misma “progresista” y se le otorga dispensa de toda culpa, mientras los más equilibrados, sin taras, complejos o creencias utópicas de igualdad de género, raza y multiculturalismo progre y Woke, saben que "Progresista en la izquierda" es un sinónimo de "retrógrado".
No existe en el mundo ni un solo país verdaderamente comunista sin connotaciones capitalistas como la China o Rusia actual, donde la criminalidad, el hambre, la miseria, la sumisión, la injusticia, la delincuencia y la adoración al Líder no sea el marco social de convivencia.
El comunismo debería estar proscrito en el mundo (.!.) Y no lo está, porque gobiernos y gobernantes socialistas lo impiden, para servirse de ellos como bisagras de apoyo, mientras prolifera amparado por un relato de igualdad global hecho para las clases cuyo estrato social se encuentra en la frontera de la marginación, la delincuencia, la degeneración, el resentimiento y el desarraigo.
En este escenario, el comunismo; esa utopía de ensueño que cuando se pone en marcha constituye la esclavitud de los pueblos, prolifera con nuevos retoques más modernos y próximos al socialismo, que sirven para seguir deslumbrando a colectivos antisistema intelectualmente más cultivados sin madurez suficiente de experiencia, formación y sentido común, a pesar de no dejar de ser, tanto el comunismo como el socialismo (en España Sanchismo) dictaduras a la espera de extender sus tentáculos para colonizar todos los poderes del Estado en aras de neutralizar la pluralidad democrática desde una posición pseudo legal.
Tener cultura es una cosa y tener sabiduría es otra. No hay peor cosa, que una persona que utiliza su formación profesional o sesgo cultural para razonar positivamente conductas inmorales o envilecer principios ponderados. Esto es el Sanchismo de corte bolivariano moderno. No hay mayor humillación que dictar sentencias basadas en consideraciones taxativas muy bien argumentadas para desmotivar la esencia del hecho y resultado.
La rebeldía de la juventud son caldo de cultivo porque presentan una formación extensa con poca densidad racional que sumada al humanismo utópico de su naturaleza amparan los principios más elementales de la realidad social de sus propios enemigos hasta que con el paso del tiempo alcanzan esa madurez que les devuelve el equilibrio de convivencia (.!.) aunque algunos se quedan anclados en el tejido de sus contradicciones, siendo precisamente los jóvenes y marginados físicos y mentales, quienes sirven al comunismo como extensiones de vanguardia para la consecución de sus fines.