La confianza del consumidor español se mantiene estable en el 3T 2025 pese a la incertidumbre económica
Estabilidad cauta: el índice de confianza del consumidor español en el tercer trimestre de 2025.
En un escenario económico cargado de retos —inflación subyacente elevada, tipos de interés aún por encima de la media histórica y tensiones geopolíticas— el último informe Panorama by Kantar sobre la confianza del consumidor español arroja una nota de calma: para el tercer trimestre de 2025 la percepción del consumidor se mantiene sin grandes variaciones, con ligeras mejoras en determinados indicadores y una actitud general de prudencia.
Un índice que no se hunde — pero tampoco despega
El denominado “Índice Panorama” reúne tres grandes valoraciones: la situación del país, la del hogar y el momento para afrontar grandes compras. En esta edición, la puntuación se mantiene prácticamente sin cambios respecto al trimestre anterior. La lectura es clara: la confianza del consumidor español no se desploma, pero tampoco entra en el terreno del optimismo robusto.
Según el informe, los factores que explican esta estabilidad son varios: por un lado, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) sigue avanzando aunque a menor ritmo; por otro, los tipos de interés han descendido moderadamente y la inflación general se ha contenido. Sin embargo, la inflación subyacente continúa siendo alta, lo que impone un freno al gasto.
Hogares que afrontan gastos, pero con esfuerzo creciente
Un dato significativo: el 75% de los consumidores afirma que su hogar puede llegar a fin de mes durante el tercer trimestre de 2025. Sin embargo, el mismo estudio indica que en el último año el porcentaje de personas que lo hacían de «forma holgada» ha caído en seis puntos. En la práctica, esto significa que, aunque la mayoría mantiene la capacidad de gasto regular, uno de cada cuatro hogares se encuentra ya con dificultades para cerrar el mes con holgura.
En paralelo, la capacidad de ahorro se mantiene estable: aproximadamente ocho de cada diez consumidores declaran disponer de margen para ahorrar. La combinación de ambas realidades —capacidad para gastar, pero menos margen para hacerlo holgadamente— revela un escenario doméstico de gestión contenida más que de expansión.
Empleo e inversión: prudencia ante avances
En el plano laboral, la proporción de personas que considera que está en riesgo de perder su empleo se mantiene en niveles bajos, en torno al siete por ciento. Aun así, la percepción sobre la evolución del desempleo general continúa siendo más pesimista (38%) que el miedo individual al despido, lo que sugiere que los ciudadanos siguen desconectados entre la realidad de su puesto y la del mercado laboral en su conjunto.
En cuanto a la valoración del momento para afrontar grandes inversiones —vivienda, coche o reformas— el estudio revela que las grandes compras siguen siendo las que más cautela despiertan: solo el 15% de los consumidores considera que es buen momento para realizarlas.
Aunque la confianza no se derrumba, la inversión doméstica de envergadura se mantiene retenida.
Tecnología, ocio y ahorro: dónde se mueve el consumidor
La clasificación por categorías de productos y servicios aporta matices relevantes para el comercio, la distribución y el marketing.
- En la cesta básica, casi la mitad de los consumidores considera que es un buen momento para comprar.
- En categorías como tecnología, hogar u ocio, el porcentaje ronda el 35%.
- En la categoría de grandes compras o vivienda, el porcentaje apenas alcanza el 12%.
Estos datos muestran que los consumidores mantienen disposición a adquirir lo esencial, incluso con matices de moderación, pero no están aún dispuestos a asumir riesgos ni a comprometerse con desembolsos elevados o créditos importantes.
La revolución de la Inteligencia Artificial (IA): reticencias latentes
El informe también analiza las percepciones sociales sobre la implantación de la Inteligencia Artificial. Aunque la mayoría de los españoles reconoce su potencial innovador, las afirmaciones negativas —como la “deshumanización de los servicios” o la “falta de privacidad”— siguen dominando.
En concreto, el 67% de los encuestados considera que la IA puede generar una pérdida de contacto humano en la atención al cliente.
Este dato pone de relieve que la IA no es solo un asunto tecnológico, sino un elemento que ya impacta directamente en la confianza del consumidor, en su percepción del mercado y en el diseño de los modelos de servicio.
Consecuencias para empresas, marcas y emprendedores en la Comunidad de Madrid
Para el entorno empresarial y de emprendimiento, especialmente dentro de la Comunidad de Madrid, donde se concentra un amplio tejido de pymes y empresas de servicios, el mensaje es doble:
- Oportunidad de estabilidad. Que el consumidor no esté en caída libre supone un alivio para la previsión de ventas, la planificación de stocks y la estimación de ingresos.
- Necesidad de tacto estratégico. La moderación del consumidor exige que las marcas ajusten su propuesta de valor, su política de precios, su experiencia de cliente y su comunicación, destacando en la promesa más que en el impulso de compra.
Sectores como la alimentación, los servicios domésticos o la formación son los mejor posicionados para captar esta demanda cautelosa. Por el contrario, vivienda, automoción, grandes electrodomésticos y reformas deberán apoyarse en estrategias de diferenciación y financiación inteligente para compensar la falta de un “momento óptimo de compra”.
Para los emprendedores madrileños, esto implica diseñar modelos de negocio ágiles, ofrecer experiencias de cliente personalizadas y comunicar con claridad su valor añadido, sin confiar en un retorno rápido del consumo pre-pandemia.
El consumo se enfría, pero la confianza resiste
El tercer trimestre de 2025 se cierra en España con una imagen de confianza moderada: sin alarma, pero sin bonanza. Los consumidores siguen ajustando sus gastos, ahorran cuando pueden y mantienen una prudencia sostenida ante las grandes decisiones económicas.
Para las empresas y los emprendedores, este entorno no invita al riesgo, sino a la estrategia. La estabilidad se convierte en una ventaja competitiva, la fidelidad del cliente en un activo, y la diferenciación en el camino más seguro para crecer.
En palabras de un analista de Kantar, “el consumidor español no ha perdido la confianza, simplemente ha aprendido a gestionarla”.