Últimas Palabras, nuevo libro de Nery Santos Gómez
Un libro necesario para iluminar la muerte con esperanza.
El próximo 25 de octubre, en la Feria Internacional del Libro de la República Dominicana, se presentará oficialmente Últimas Palabras, la más reciente obra de la escritora venezolana-colombiana Nery Santos Gómez, publicada por el prestigioso Grupo Editorial Sial Pigmalión (España).
Este libro es más que solo una recopilación de frases finales: es una travesía por la historia y la condición humana. A través de las últimas palabras de filósofos, escritores, líderes, artistas y personajes célebres, la autora construye un mosaico en el que la muerte deja de ser un muro oscuro para convertirse en un umbral hacia la memoria, la reflexión y la esperanza.
Con capítulos breves y precisos, el lector se adentra en la intimidad de Sócrates, Bolívar, Virginia Woolf, Mandela, entre tantos otros, comprendiendo que cada despedida también es una lección de vida. El libro se enriquece, además, con poemas e historias que, en su capítulo final, dialogan con las voces del pasado, recordándonos que la palabra, aún en el trance último, sigue siendo consuelo y legado.
La cubierta de Últimas Palabras muestra a Perséfone con la granada en las manos, evocando el mito que une luz y sombra, vida y muerte, pérdida y renacimiento. Como Perséfone, que transita entre la tierra fértil y el reino de Hades, las últimas palabras son también un tránsito: cierran un ciclo, pero inauguran otro. La imagen subraya la esencia de la obra: la muerte no es final absoluto, sino transformación.
Últimas Palabras, invita a mirar la muerte sin miedo y con esperanza. Cada frase rescatada abre una ventana al tiempo en que fue pronunciada y muestra cómo, en la despedida, hay también belleza, aprendizaje y sentido. Es un libro necesario porque, en una sociedad que rehúye hablar de la muerte, propone un acercamiento luminoso, humano y poético.
Como escribió Antonio Machado: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos”. Esta reflexión, sencilla en apariencia, nos recuerda que la muerte no debe ser vista como amenaza, sino como límite inevitable que, paradójicamente, nos da forma. Mientras estamos vivos, no convivimos con la muerte como una presencia real, sino como una posibilidad que nos recuerda la urgencia de vivir con intensidad y sentido.
El libro, entonces, se convierte en un ejercicio de resistencia y de ternura. Resistencia, porque enfrenta el tabú cultural que rodea a la muerte y abre un espacio para mirarla de frente; ternura, porque al mismo tiempo acompaña al lector en su duelo, en su miedo, en su necesidad de aprender a sobrellevar la ausencia. La escritura, como diría María Zambrano, se vuelve “claridad en medio del dolor”, un camino hacia la verdad que no elimina el sufrimiento pero lo hace pensable, compartible, humano.
Se trata de un viaje literario y humano que enlaza el lirismo con la historia, ofreciendo al lector no solo una antología de despedidas, sino un espejo en el que reconocerse y un recordatorio de que la vida, incluso en su final, guarda siempre un destello de eternidad.