Las diez startups que han conquistado South Summit 2025
Madrid vuelve a llenarse de acentos, de ideas que atraviesan fronteras, de conversaciones cruzadas entre inversores, tecnólogos y soñadores. La Nave —ese antiguo matadero transformado en centro de emprendimiento— ha vuelto a ser el escenario donde el mundo se asoma al futuro. Y en esta edición 2025 del South Summit, con más de 4.500 startups procedentes de 125 países, el futuro no se ha presentado como una promesa, sino como una certeza que ya avanza entre nosotros.
Diez proyectos han sido coronados entre los mejores de sus respectivos verticales. No solo por su ambición, sino por su capacidad de resolver problemas reales con tecnologías viables y visión global. Diez startups que, desde Santiago de Chile a Pozuelo de Alarcón, desde Lisboa a San Francisco, han demostrado que la innovación es mucho más que una palabra de moda: es una herramienta de transformación al servicio de las personas.
El acceso a la medicina del mañana
Desde Barcelona, Trialing Health se ha propuesto democratizar el acceso a los ensayos clínicos. Y lo hace desde una premisa tan sencilla como revolucionaria: ningún paciente debería quedar excluido de una oportunidad médica por no encontrar a tiempo el estudio que podría cambiarle la vida. Su sistema, impulsado por inteligencia artificial, cruza en tiempo real el perfil clínico de cada persona con los criterios de inclusión y exclusión de miles de ensayos activos en el mundo. Lo que antes requería semanas de búsqueda y papeleos, ahora se resuelve en segundos. No es solo una victoria tecnológica: es un acto de justicia médica. La plataforma, ya en fase de integración con varios hospitales europeos, tiene el potencial de transformar el modo en que concebimos la medicina personalizada.
Bioplásticos con aroma a madera
En el otro extremo del continente, la chilena Hera Materials ha convertido el residuo en esperanza. Su creación, Woodpack, es un bioplástico que nace de subproductos agrícolas y madereros. Flexible, resistente, y, sobre todo, biodegradable. En un mundo saturado de polímeros fósiles, Woodpack se descompone sin dejar microplásticos, sin contaminar, devolviendo al suelo lo que antes le pertenecía. El proyecto no solo busca sustituir los plásticos contaminantes, sino demostrar que la economía circular puede ser industrial, rentable y escalable. Con acuerdos en marcha con grandes distribuidoras de alimentos en Europa, Hera Materials representa esa clase de innovación que tiene la sencillez de las cosas bien pensadas y la urgencia de un mundo que ya no puede esperar más.
Una mina limpia para un planeta exigente
También desde la península ibérica, pero en clave industrial, Lain Tech se ha atrevido a desafiar un sector tan necesario como contaminante: la minería. Su tecnología E-LIX no utiliza cianuro ni reactivos tóxicos. Se basa en procesos electroquímicos capaces de extraer metales complejos —como el cobre, el zinc o el níquel— con una reducción de emisiones del 94%. Así, yacimientos que antes eran considerados ruinosos o inabordables vuelven a cobrar vida bajo parámetros de sostenibilidad. El primer piloto ya se ha activado en América Latina. Si se cumplen sus previsiones, Lain Tech podría convertirse en una pieza clave para satisfacer la creciente demanda mundial de minerales esenciales para la transición energética.
Electricidad inteligente para el hogar común
Desde Lisboa, la startup Manie ha asumido el reto de simplificar algo tan árido como las tarifas eléctricas. En un mercado cambiante y a menudo opaco, su aplicación permite que los usuarios domésticos siempre tengan la tarifa más barata disponible. El algoritmo, silencioso y eficaz, estudia los hábitos de consumo y tramita el cambio automático de proveedor cuando detecta una oferta más ventajosa. La operación, lejos de ser una simple automatización, representa un empoderamiento silencioso para millones de hogares que pagan de más sin saberlo. Manie no solo ahorra dinero: enseña a confiar en la tecnología como aliada de las decisiones cotidianas.
Compartir como política pública
De regreso a Madrid, Hoop Carpool ha hecho del coche compartido una propuesta de ciudad. Su aplicación conecta conductores y pasajeros que realizan rutas similares en la misma zona metropolitana. No se trata de largos viajes, sino de la rutina diaria: ir a trabajar, llevar a los niños al colegio, asistir a un concierto. Compartir esos trayectos tiene un impacto inmediato: menos coches, menos atascos, menos emisiones. Pero también más comunidad, más interacción humana, más ahorro. Hoop colabora con ayuntamientos para establecer incentivos reales, desde descuentos en zonas SER hasta preferencia en carriles rápidos. Porque en el fondo, compartir coche puede ser tan eficiente como coger el metro, y mucho más humano.
Vídeo personalizado a la carta
También madrileña es Kuikads, una startup que ha entendido que la atención del consumidor es el recurso más escaso del siglo XXI. Su tecnología permite crear vídeos personalizados para cada cliente en tiempo real, basándose en sus datos de navegación, intereses o comportamiento de compra. Ya no hablamos de spots publicitarios masivos, sino de mensajes únicos, dirigidos, humanos. Un escaparate que se adapta a los ojos que lo miran. Integrada con plataformas de ecommerce, redes sociales y mensajería instantánea, Kuikads ha demostrado que la creatividad no está reñida con la automatización, sino que puede multiplicarse gracias a ella.
Transparencia para el esfuerzo comercial
En el mundo empresarial, pocas cosas son tan sensibles como las comisiones. Remuner, nacida en Barcelona, ha decidido poner orden donde suele haber confusión. Su plataforma permite a cada miembro de un equipo comercial ver en tiempo real cuánto ha vendido, qué objetivos ha cumplido y cuánto cobrará en concepto de variable. Pero no solo eso: el sistema recomienda ajustes, sugiere bonificaciones, plantea escenarios y automatiza la relación con el departamento de contabilidad. La claridad genera confianza. Y la confianza, fidelización. En un entorno donde retener talento es cada vez más complejo, Remuner ha encontrado una fórmula que combina análisis de datos y motivación personal.
Usar, no poseer
Desde San Francisco llega Sharpei, que ha entendido como pocos que la propiedad ya no es el modelo dominante en muchas industrias. Su solución permite a los comercios ofrecer alquiler, suscripción o pago por uso de productos en el mismo momento de la compra. Lo que antes era una venta única se convierte en una relación continua con el cliente. Equipos electrónicos, herramientas, incluso electrodomésticos pueden integrarse en modelos de pago flexibles, sostenibles y más asequibles. Sharpei no sólo vende un software: vende un cambio cultural.
Proteger la IA de sí misma
En Barcelona, NeuralTrust trabaja con un perfil más silencioso, pero esencial: la ciberseguridad en tiempos de inteligencia artificial. Su plataforma protege los grandes modelos de lenguaje (LLM) —como los que dan vida a asistentes virtuales o generadores de contenido— frente a amenazas que apenas comienzan a entenderse. Desde fugas de datos hasta ataques de ingeniería social, NeuralTrust detecta vulnerabilidades antes de que sean explotadas. Y lo hace en tiempo real, con tecnologías que aprenden del comportamiento, no sólo del código. En un mundo donde la IA ya escribe, decide y analiza por nosotros, protegerla es protegernos.
El crédito de los invisibles
Y por último, desde Miami, Bankuish ha dirigido su mirada a quienes hasta ahora quedaban fuera del sistema financiero. Conductores de plataformas, repartidores, freelancers, creadores de contenido. Millones de personas sin nómina, pero con ingresos estables y buena reputación digital. Bankuish convierte esa reputación —calificaciones, pagos, regularidad— en un perfil crediticio aceptado por bancos. Así, miles de trabajadores pueden acceder por fin a una tarjeta, a un microcrédito, a una hipoteca. No es caridad. Es justicia financiera construida sobre datos. Y sobre una visión del empleo mucho más realista y diversa que la que reflejan los informes tradicionales.
Madrid: el nodo que conecta ideas con impacto
South Summit no es solo un festival de startups. Es un termómetro del mundo que viene. Y Madrid, albergando este encuentro con la complicidad del Ayuntamiento, la Comunidad y entidades como IE University, BBVA, Google for Startups o Telefónica, se posiciona como un nodo fundamental del emprendimiento europeo.
Pero ser un nodo no basta. El desafío de los próximos años será retener el talento que llega, facilitar su crecimiento y convertir las buenas ideas en políticas públicas, en empleos estables, en soluciones al alcance de todos. Madrid tiene la infraestructura, la conectividad y la ambición. Falta seguir afinando los engranajes: más inversión en ciencia profunda, más colaboración público-privada, más vivienda asequible para emprendedores, más canales de internacionalización para quienes empiezan.
South Summit 2025 ha dejado una lección evidente: el futuro ya no se predice. Se construye. Y Madrid, con sus aciertos y sus retos, ha decidido ser uno de sus arquitectos principales.