Feminismo

Redondo reabre el debate interno sobre el feminismo en el PSOE tras su reprobación en el Congreso

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, interviniendo en el Hemiciclo | Foto del Congreso de los Diputados

La ministra de Igualdad afronta críticas internas en el PSOE tras su gestión de las pulseras antimaltrato, reactivando la división en torno al feminismo

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, se ha convertido en el epicentro de un nuevo episodio de tensión dentro del PSOE, después de que el Congreso de los Diputados aprobara su reprobación por la gestión de los fallos en las pulseras antimaltrato. La votación, que salió adelante con los votos de PP, Vox y UPN, y la abstención de ERC, Junts, BNG y Coalición Canaria, ha reabierto lo que en el partido algunos llaman la “guerra soterrada del feminismo socialista”.

Aunque el Gobierno ha cerrado filas públicamente con la ministra, voces internas señalan que Redondo “no ha sabido gestionar la crisis”, pese a haberse mostrado disponible ante la opinión pública. En privado, varias diputadas reconocen que la ministra se ha visto “sobrepasada” y critican además que haya confrontado directamente con la Fiscalía y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Uno de los movimientos más contundentes ha llegado desde la Asociación Española de Feministas Socialistas (Femes), que el jueves pidió la dimisión de Redondo, acusándola de ser la responsable de la “falta de explicación y claridad” en torno a lo sucedido. “Otra persona debe coger el timón del Ministerio de Igualdad y salvarlo de su deriva”, señala el comunicado de la organización.

El malestar, sin embargo, va más allá del caso de las pulseras. En sectores críticos del PSOE se lamenta que Pedro Sánchez no esté dando prioridad política al feminismo, recordando que en su última reunión interparlamentaria no mencionó la abolición de la prostitución, una medida histórica que el partido intenta recuperar en la Cámara Baja. Aunque Redondo ha anunciado que la ley llegará al Consejo de Ministros antes de que acabe el año, algunas voces internas alertan de que “no se está negociando bien” y temen un nuevo bloqueo parlamentario, como el que sufrió la propuesta de Sumar en 2024.

Estas discrepancias reavivan viejas heridas. Recuerdan que Sánchez entregó el Ministerio a Irene Montero como cuota de Podemos, pese a que la exvicepresidenta Carmen Calvo lo reclamaba. Tras la “pésima gestión” de Montero, según este sector, Redondo fue elegida como perfil bajo, pese a haber rechazado el cargo en varias ocasiones. Esta decisión desplazó a mujeres socialistas que ya trabajaban para asumir la cartera y que hoy permanecen en un segundo plano.

En paralelo, algunos socialistas observan cómo el PP gana terreno en el discurso feminista con figuras como Jaime de los Santos, mientras sienten que el PSOE pierde liderazgo en una de sus banderas históricas. “Nos están ganando el relato porque no ponemos el foco donde deberíamos”, señalan fuentes críticas.

La crisis de Redondo, lejos de cerrarse tras la votación del Congreso, ha servido de catalizador para un debate interno que el PSOE llevaba meses evitando: qué feminismo debe representar el partido y cómo recuperar la iniciativa política en igualdad.