Yolanda Díaz denuncia “mordidas” durante la pandemia y desafía a Sánchez: “La corrupción cero sí existe”
La vicepresidenta segunda exige regeneración democrática, acusa al bipartidismo de prácticas corruptas y defiende que su espacio político “no roba”
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha lanzado este sábado un duro alegato contra la corrupción en el XIII Congreso Confederal de CCOO, denunciando que “mientras negociábamos los ERTE, otros acordaban mordidas”, en clara alusión a los escándalos que afectan al entorno del exministro José Luis Ábalos y al caso Koldo.
Desde la tribuna, y ante los aplausos continuos del auditorio, Díaz mostró su “indignación” ante los casos de corrupción que han salpicado al Gobierno en las últimas semanas. Sin nombrar directamente al presidente Pedro Sánchez, respondió a su reciente afirmación de que ninguna organización está libre de casos aislados: “La corrupción cero sí existe. No somos todas iguales. De ninguna manera”.
“Golfos y sinvergüenzas”
En un tono firme, la también líder de Sumar calificó de “golfos y sinvergüenzas” a los implicados en los presuntos delitos relacionados con contratos públicos durante la pandemia. “Mientras en el Ministerio de Trabajo trabajábamos día y noche con sindicatos y patronal para proteger a los trabajadores, otros estaban robando”, reprochó, reivindicando la honestidad de su espacio político, al que describió como “limpio” y ajeno a la corrupción.
“Tenemos un espacio político que ha gobernado y nunca ha robado”, afirmó Díaz, señalando que sus cinco ministerios no han registrado escándalos ni investigaciones judiciales. Añadió que “la política que cambia la vida de la gente no puede estar contaminada por prácticas de enriquecimiento personal”.
Críticas al bipartidismo
La vicepresidenta no dudó en responsabilizar tanto al PSOE como al PP de permitir la infiltración de prácticas corruptas en las instituciones. Aseguró que los dos grandes partidos han normalizado la presencia de empresarios que “llaman a su puerta” en busca de favores, y subrayó que “a la mía nunca ha venido nadie a ofrecerme nada porque saben lo que se van a encontrar”.
Díaz también lanzó una crítica moral, asegurando que la izquierda “de verdad” no roba, porque “nos lo enseñaron en casa”, y defendió que esa es una diferencia esencial frente a quienes usan la política para enriquecerse. “El problema no es nuevo, pero hay que acabar con esa forma de gobernar”, sentenció.
Regeneración y giro social
Además de condenar la corrupción, Díaz reclamó medidas de regeneración democrática, dirigidas no solo a los corruptos, sino también a los corruptores, es decir, a quienes promueven o se benefician de estas prácticas desde el sector privado. “Hay que ir al fondo del problema”, defendió, apostando por un cambio estructural en el modo de hacer política.
En clave de futuro, llamó a dar un giro social de 180 grados en la acción del Ejecutivo para recuperar la confianza ciudadana: “Hay que dar motivos para que la gente nos defienda en las calles, en los centros de trabajo y de formación”.
Advirtió que la precariedad y la desilusión son el terreno fértil en el que crecen opciones como Vox, cuya agenda calificó de “clara y regresiva” en materia de derechos laborales y sindicales. No obstante, se mostró optimista: “No van a ganar. Pero para evitarlo, tenemos que hacer bien nuestro trabajo y mejorar la vida de la ciudadanía”.
Con estas declaraciones, Díaz se desmarca de la narrativa oficial del PSOE ante los escándalos, marca perfil propio como referente ético dentro del Ejecutivo y lanza un mensaje a la izquierda: el combate contra la corrupción no puede tener fisuras ni cálculos partidistas.