Un nuevo amanecer
Nos acercamos al cierre de otra anualidad con aprendizaje vivencial. Un momento para reflexionar sobre logros alcanzados, el ascenso para llegar a la cima o del camino en el destino anhelado.
Conquistas con la bandera del triunfo esperado, en la ruta los rastros de la memoria, lucha y anhelos pretendidos. Pero también, de dificultades en la vía, desfavorable el resultado, en quienes puede parecer lejana e imposible la meta que se han fijado, y donde un cambio de rumbo puede ser la mejor alternativa para el verdadero avance.
Una acumulación de rostros que esconde lo que hay detrás de las miradas, que ojalá fuera la dignidad innegociable o la persistencia para llegar al puerto que se quiere.
Ciertamente, en los días de diciembre se respira la alegría que se transmite en los encuentros esperados durante tantas lunas, donde los corazones se restablecen con las plegarias de quienes comparten fe y esperanza, sueños y magia.
Una historia de la venta de la casa, tomada de <<La Voz Del Pueblo Oaxaca>>, cita la mujer maya que pide al vecino que está cerca de su choza, le haga un aviso y éste le escribe <<Vendo un pedacito de cielo, adornado con bellos árboles frutales y de maderas finas, donde todos los días las aves ofrecen conciertos con sus mejores cantos y un cristalino cenote con el agua más pura que jamás hayan visto>>
Después de un tiempo regresa y le da por averiguar lo que pasó con la vendedora, creyendo que se había mudado. Pero al verla, ella le responde que después de leer la información que le hizo, comprendió que tenía el lugar más maravilloso y que no existe otro mejor...
No espere que alguien venga a decirle lo hermosa que es la vida. Se puede tener dificultades, pero ni siquiera se atreve a enfrentarlas con decoro.
Lo que se necesita es construir esperanzas y reconciliar corazones, que la palabra sea una fruición para el espíritu, ojalá se pudiera encontrar un maravilloso ramillete de versos con letras bordadas de sentimientos. Una sinfonía de luz, magia y cantos de escritura con la evocación inmaculada de coros celestiales y suspiros del alma. Letras que dejen escuchar la tempestad del corazón en el silencio de la noche. Renglones de fogata y llamaradas que mantengan los paisajes dormidos en la memoria, el espejo azul de las aguas del recuerdo, las sonrisas que aparecen con la eclosión de un amanecer, en bellas tardes doradas o dormidas entre la blanca nieve.
Letras que parecen aves que susurran, y con sus alas de plumajes coloridos toman vuelo por la ruta de recuerdos, ilusiones y repasos de vida. Pensamientos que brillan entre arenas blancas, que develan sentimientos entre voces que guardan esperanzas, el sabor de las naranjas, olor a piña y de guayabas.
Versos como gemas escondidas entre rocas, el eco que silba una declaración entre pétalos de amor. Flautas de palabras con su huella en un cielo estrellado de verbo y poesía.