Tres destinos judíos en un turbulento y oscuro Bucarest
Las vidas de los escritores Paul Celan, Petre Solomon y Norman Manea, todos ellos judíos, tienen algo en común: su paso por un Bucarest profundamente convulso, marcado por el auge del fascismo, la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y la llegada del largo invierno comunista. Testigos directos de la irrupción de un violento antisemitismo en Rumanía —que provocó terribles matanzas y la condena al ostracismo de la comunidad judía en todos los ámbitos de la vida pública y privada—, algunos pudieron escribir sobre este periodo siniestro; otros acabaron suicidándose, y los más afortunados tomaron el camino del exilio para no volver nunca más atrás, dejando Rumanía para siempre.
Paul Celan es uno de los grandes poetas de la Bucovina, una región multiétnica y plural hoy dividida entre Rumanía y Ucrania, y uno de los escritores más relevantes en lengua alemana de esta parte de Europa. Casi toda su familia pereció en el Holocausto y él mismo estuvo internado en un campo de trabajos forzados abierto por los nazis. El trauma del exterminio y su experiencia en los campos se convirtieron en temas centrales de su poesía, que utiliza el lenguaje para intentar expresar lo inenarrable de la aniquilación, como puede apreciarse en muchos de sus poemas.
Tras un largo y penoso viaje desde Cernăuți hasta Bucarest, pasando por todo tipo de vicisitudes, se instaló en la capital rumana. Vivió allí entre 1945 y 1947, un periodo crucial de posguerra en el que participó activamente en la comunidad literaria judía, trabajó como traductor del ruso al rumano y publicó sus primeros poemas, incluido el célebre “Tango de la muerte”, bajo seudónimo y en lengua rumana. Todo ello mientras lidiaba con el trauma del Holocausto y con el opresivo ambiente del nuevo régimen comunista, explorando cuestiones de identidad y adaptación antes de huir clandestinamente en un camión del Ejército Rojo hacia Viena.
Pero también en en aquellos dos años, como señala el protector Victor Ivanovici, “nuestro joven Celan vive, entre 1945 y 1947, dispuesto a hacer caso omiso de recuerdos traumáticos y señales aciagas, para gozar de su fugaz instante de alegría, amistad y regocijo amoroso”.
Ese Bucarest que dejaba atrás, ya en blanco y negro, dominado por la asfixia comunista en los albores de la Guerra Fría, marcaría su obra y constituiría un periodo especialmente fecundo de su vida. Más tarde, cansado del ambiente antisemita de la capital austriaca y de la dureza de la posguerra, se trasladó a París, en busca de un nuevo destino que le permitiera huir de los fantasmas del pasado, que ya entonces le atormentaban.
Presa de diversas enfermedades mentales, padecimientos emocionales, delirios y traumas derivados de su experiencia vital, Celan decidió acabar con su vida el 20 de abril de 1970, como tantos otros creadores que se suicidaron tras haber sobrevivido al Holocausto. Su obra poética completa supera los 800 poemas y desarrolló también una importante labor como traductor en varias lenguas.
La vida de Petre Solomon, nacido en 1923 en el seno de una familia judía de Bucarest, está estrechamente ligada a la de Celan, tanto por la amistad que los unió durante la estancia del poeta en la capital rumana como por haber traducido algunos de sus poemas al rumano. Superviviente de la pesadilla antisemita de los años treinta y cuarenta, del auge del fascismo, de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, Solomon cayó, sin embargo, en desgracia durante la etapa comunista y fue represaliado por haber viajado durante unos meses a Palestina tras la fundación del Estado de Israel.
Como escritor, su obra más conocida es Paul Celan y Rumanía: la adolescencia de un adiós, un viaje nostálgico al Bucarest de aquellos años que ya se adentraba en la boca del lobo del autoritarismo comunista, donde relata sus vivencias y actividades compartidas con el gran poeta, al que nunca volvería a ver tras su marcha a Occidente.
Traductor de renombre, Solomon se distinguió por sus versiones rumanas de obras fundamentales de la literatura universal escritas por numerosos autores de renombre. En 1990 se publicó en Francia su libro sobre Celan (Paul Celan – l’adolescence d’un adieu), y posteriormente aparecieron varias ediciones en rumano, revisadas y corregidas por el propio autor antes de su muerte, ocurrida en Bucarest en 1991.
Otro de los escritores judíos ligados a Bucarest que no puede faltar en esta lista es Norman Manea, uno de los grandes autores de la Bucovina, y creador de obras mundialmente conocidas como La quinta imposibilidad, La sombra exiliada, El regreso del huligán, Payasos o El sobre negro. Nacido en 1936 en Burdujeni, fue deportado de niño junto a su familia a un campo de concentración en Transnistria, del que regresó en 1945. Ingeniero de formación, se dio a conocer como escritor en los años sesenta y fue colaborador habitual de diversas publicaciones literarias.
En sus textos, Manea describe el Bucarest de los años ochenta como una ciudad lúgubre, dominada por la escasez, los apagones, el frío y la vigilancia constante del aparato represivo. Distanciado del régimen, en 1986 aceptó una beca en Berlín Occidental y un año después se instaló en Estados Unidos, donde reside actualmente, combinando la escritura con la docencia en el Bard College de Nueva York.