Toros en Valladolid (1605)
El 18 de agosto de 1604, reinando Felipe III, se firma la paz con los ingleses que en junio del año siguiente visitan la Corte de Valladolid. Capitaneados por Lord Howard, la visita es protocolaria para celebrar el bautizo del futuro Felipe IV, nacido de la reina Margarita, y el acuerdo de paz. Astrana Marín sostiene que entre el séquito estaba William Shakespeare que ya había formado parte de él cuando la misión de paz visitó Londres el año anterior. Si estuvo en Valladolid, donde vivía Cervantes, y se encontraron, nunca lo sabremos. Por entonces la fama del autor del Quijote ya empezaba a ser notable.
Como parte de la celebración se corrieron toros el 10 de junio de 1605 en la Plaza Mayor. Uno de los gentilhombres que saltó a la arena fue descabalgado entre la rechifla del público. Luis de Góngora se hizo eco de ello:
Cantemos a la jineta
y lloremos a la brida,
la vergonzosa caída
de don Gaspar de Espeleta.
La caída no tuvo consecuencias pero el 27 de junio este caballero navarro, sujeto poco recomendable, es herido de muerte en el Rastro de los Carneros, justo enfrente de donde vivía Cervantes con sus hermanas, su hija y su sobrina. El alcalde Villarroel, junto con dos corchetes, se presenta inmediatamente. Sospecha de los ocupantes del edificio, la mala fama de las ‘Cervantas’ acrecienta sus dudas y manda detener a todos ellos. Para el escritor resulta depravante, pues es encerrado en la misma cárcel que ya estuvieron su padre y su abuelo.
La investigación avanza y el 18 de julio las pruebas evidencian que Cervantes y su familia no tuvieron nada que ver, por lo que son excarcelados. Sin embargo, la reputación del escritor queda en entredicho, es un novelista exitoso pero también se le conoce como asiduo a los garitos, dudoso especulador, o padre cómplice de una hija descarriada. Permanece en Valladolid hasta el otoño, cuando decide definitivamente regresar a Madrid de donde ya no se moverá hasta el fin de sus días. A principios del año siguiente, 1606, la Corte abandona la capital del Pisuerga y vuelve a las orillas del Manzanares, al pie de la sierra de Guadarrama.
Este texto está inspirado en el ‘Cervantes’ de Jean Canavaggio, a mi modo de ver la mejor biografía jamás escrita sobre nuestro autor.