Dies irae

Sirat: el cine español lo tiene todo

¿Le falta algo al cine español? Pues no. Está completo, rebosante, con talento para dar y tomar. Y lo acredita, con desparpajo y valentía, al proponer para los premios Oscar a la película SIRAT que es, en verdad, lo único que nos faltaba.

Acabo de ver la mitad de la película, hasta que la pobre criatura se despeña por un precipicio. No me gustó en ningún momento. Quizá por edad, por formación o por cultura, esas RAVE me inspiran un rechazo instintivo, aunque no había presenciado ninguna por dentro,  lo que hay que reconocer que SIRAT  propone con mano acertada.

Fiel al guion preestablecido, los personajes son sucios, incluso repulsivos, aunque al ir dando pinceladas sobre ellos se les advierte, tras la costra, una bondad  natural y naíf. Son buena gente: guarra, zumbada, puro desecho (una se orina delante de la soldadesca, cuando tiene un matorral a cinco metros) pero buena gente.

Un padre, que tuvo la desgracia de perder una hija en uno de esos aquelarres de ruido y zumba, se afana por buscarla por los desiertos del sur de Marruecos, al abrigo del grupo protagonista: dos mujeres de imposible clasificación y tres hombres, uno cojo con pata de palo, otro manco y el tercero vaya usted a saber. Le acompaña su hijo de unos 11 años y su perrillo. Mejor habría hecho en dar por perdida a la hija porque lo que perdió fue a la pobre criatura y al perrillo, sobre la mitad de la película. Ahí deje de ver.

Está nominada a varios Oscar, la que más en nuestra historia. Mejor música (¡qué música!) Un obsesivo y monótono ritmo, repetitivo y sórdido, capaz de exasperar al más pintado…menos a la protagonista, que creía escucharlo hasta con el bafle apagado.

Mejor sonido, imprescindible para ensordecer a los cientos de danzantes, zombis en la nada de los desiertos.

Mejor casting, si admitimos que la selección de infra seres anónimos aporta alguna cualidad.

Mejor fotografía…ahí ya atisbo un punto de razón. Las tomas de esos desiertos marroquíes están pero que muy bien y las luces de los camiones y las carreteras por la noche llaman la atención. De obtener algún premio supongo que será este. 

Y lo de mejor película internacional es de traca. Aunque venga avalado por el premio de la crítica en Cannes. Es una película plana, de guion imposible (da lo mismo si encuentra a la hija que si no la encuentra) Con actores que de puro extra mundo no se puede saber si interpretan un papel, a ellos mismos o al “kafar” del desierto, que les ha poseído.

Si uno es maligno ya adivina la influencia de Donal Trump, que en sus desplantes con España no puede encontrar mejor bodrio que nos deje en ridículo ante el mundo. Y si uno es benigno tiene que acudir a la producción; no está nominada a nada pero… por ahí aparecen Pedro Almodóvar, Agustín Almodóvar, su productora El Deseo, Movistar… y eso empieza a dar ya una explicación plausible.

Ya he dicho que no la terminé, por exceso de ruido y falta de interés. Pero mi mujer, que se la terminó, me vino a contar el final. Como todas las malas películas, termina con una eliminación de actores; el recurso más fácil. Dan con un campo de minas (no se sabe para qué ponen minas lo marroquís en medio del desierto) y empieza a volar por los aires: el cojo, la de la cresta y todos los que sobran para poder terminar.   

Sergi López, que es actor, se desempeña con dignidad. Pero su esfuerzo no hace visible este bodrio, del que mejor no hacer alarde porque es ¡lo único que nos faltaba!