Prisma Internacional

El síndrome de Badajoz

Las recientes elecciones autonómicas extremeñas han traído algunas sorpresas electorales que conviene analizar detenidamente. Es cierto que el Partido Popular (PP) ha ganado con holgura estos comicios, pero su subida ha sido absolutamente insuficiente en las actuales circunstancias por las que atraviesa el país, inmerso en una grave crisis política y moral marcada por una corrupción rampante. El PP apenas ha aumentado un escaño, pasando de 28 a 29 diputados, muy lejos de la mayoría absoluta. Además, ha perdido 8.000 votos con respecto a las elecciones de 2023, un dato que los populares deberían analizar en profundidad, y sigue sin poder desligarse de Vox si quiere gobernar en Extremadura, aunque cabe la posibilidad de que el PSOE opte por la abstención, tal como propone el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

La segunda gran sorpresa de la jornada, anunciada ya por varias encuestas y sondeos, ha sido la impresionante subida de Vox, que ha pasado de 5 a 11 diputados y de 49.000 votos a casi 90.000, doblando con creces tanto en escaños como en apoyos electorales. La estrategia del PP de tratar de sustraerse del incómodo socio de la extrema derecha ha fracasado y, como está ocurriendo en otras partes de Europa, intentar imponer un “cordón sanitario” a Vox puede producir resultados inesperados. Así ha sucedido en Alemania, donde la extrema derecha, la AfD, no deja de crecer a costa de los partidos tradicionales. En ocasiones, demonizar en exceso al adversario político —como ahora pretende el PP con Vox— puede equivaler a hacerle la campaña al contrincante: el viejo relato de que “vienen los fascistas” ya no funciona y el electorado no se lo cree con la misma facilidad.

Como tercera sorpresa de la convocatoria electoral destaca el llamativo sorpaso de Vox al PSOE en Badajoz. La formación ultra ha pasado de 9.000 a más de 14.000 votos, mientras que el PP apenas ha incrementado su apoyo en unos pocos centenares. El PSOE, por su parte, ha perdido más de 10.000 votos, que han ido a parar tanto a la alianza entre Izquierda Unida y Podemos —UxEx—, que sube en más de 3.000 sufragios, como, paradójicamente, a Vox, que incrementa su respaldo en unos 5.000 votos.

Pese a que la abstención en estas elecciones ha sido sensiblemente superior a la de anteriores convocatorias, pasando del 70 % en 2023 al 62 % este año, ello no minimiza la caída histórica del PSOE en votos y escaños. Los socialistas han perdido alrededor de 114.000 votos en toda la región y 10 diputados, pasando de los 28 de 2023 a los 18 actuales, el peor resultado de su historia en Extremadura. De obtener abultadas mayorías absolutas —especialmente en los tiempos de Rodríguez Ibarra—, el PSOE camina ahora hacia la irrelevancia política. Incluso cabe la posibilidad de que, a medio plazo, toda la región quede inmersa en lo que podríamos llamar el “síndrome de Badajoz”, es decir, un eventual sorpaso de Vox en el conjunto de Extremadura. No obstante, conviene matizar estos resultados con cierta prudencia, ya que es bien sabido que una abstención elevada, como la registrada en esta cita electoral, suele beneficiar casi siempre a la derecha. Por tanto, conviene tomar estos datos con cautela.

Finalmente, como cuarta sorpresa de la jornada hay que destacar el éxito político de UxEx, la coalición de izquierdas formada por IU y Podemos al margen de Sumar. Este resultado se produce en un momento en que la formación de la vicepresidenta Yolanda Díaz atraviesa un mal momento en las encuestas, que apuntan a una fuerte caída en votos y escaños en las próximas elecciones generales. Este escenario podría favorecer la repetición de coaliciones similares a la de Extremadura —sin Sumar— en futuras citas electorales, como las previstas para 2026 en Aragón, Castilla y León y Andalucía. UxEx ha pasado de 36.000 votos y 4 escaños en 2023 a 54.000 votos y 7 escaños en la actualidad, casi duplicando su representación en la cámara extremeña y registrando una subida significativa en apoyos. Malas noticias para Sumar, pero también para los socialistas, que harían bien en seguir con atención el síndrome de Badajoz. Algo está pasando y algunos todavía no se enteran.