¿Quién es Nadia Scit?
Nadia Scit firma el libro titulado El Bosco. El jardín alquímico de las delicias (El Viso, 2025). Pero ¿quién es Nadia Scit? No tiene perfil en Instagram ni hay imágenes suyas en Internet. Su nombre no figura en los registros. No tiene pasado. ¿Es una persona de carne y hueso? ¿Un espía? ¿Un agente secreto? ¿Un alquimista? ¿Un símbolo…alquímico? ¿Un escritor que se esconde? Muchos lo han hecho antes: Jerónimo de Pasamonte, Fulcanelli, Salinger, Casteneda. ¿Es tal vez un filósofo, reencarnación de Francisco Sánchez el escéptico, autor del libro Quod Nihil schitur?
Nadia Scit (¿nadie sabe?) es un misterio, uno de los muchos que guarda El Jardín de las Delicias, el cuadro que despierta mayor interés en el Museo del Prado, porque todos creemos que posee un significado oculto, que nadie conoce y que hasta hoy nadie ha sido capaz de descubrir. También el autor, las circunstancias que rodearon su creación y la historia del tríptico, están envueltos en una nube de misterio.
Era ya en su época un tanto anacrónico, una obra del Renacimiento sin embargo apegada a la estética medieval de símbolo, que da la espalda al naturalismo entonces en boga. A partir de la interpretación escatológica y moralizante, convertida en canónica, que hizo en 1599 el monje jerónimo fray José de Sigüenza (Sigüenza, Guadalajara, 1544 - San Lorenzo de El Escorial, 1606), la crítica ha creído ver en la tabla izquierda el nacimiento de Eva en el Paraíso, en la derecha la representación del infierno y en el centro la apoteosis del pecado. Desde entonces, han sido muchos los que se han aventurado a inventar otras interpretaciones, cada uno la suya, y cuanto más imaginativa mejor. Pero, ninguna parece definitiva.
El prestigioso historiador del arte Wilhelm Fraenger (Erlangen, 1890 - Potsdam, 1964) dedicó su vida al cuadro, en el que descubre los ideales de los Homines Inteligentiae, secta herética activa en Bruselas a principios del siglo XV, cuyos adeptos profesaban un erotismo adamita, se creían investidos de la inocencia edénica, celebraban su culto en estado de desnudez y hacían del acto sexual un rito de iniciación. Su líder, el fraile carmelita Willem de Hildernissen, fue condenado por la Inquisición a abjurar en público de su doctrina, tres años de cárcel en una fortaleza y reclusión perpetua en un convento de su orden.
Es difícil interpretar una obra simbólica cuando el espectador no está al tanto del código de significación que aplica el artista. Entre la distancia temporal que nos separa de ella, por un lado, y el desconocimiento de su contexto cultural y religioso, por otro, acceder al mensaje que intenta transmitir se vuelve una empresa difícil y arriesgada, muy expuesta al error, algo aún peor que la ignorancia.
¿Pinta el Bosco un jardín alquímico? En la tabla central, la de mayor tamaño, mientras Sigüenza veía la apoteosis del pecado, Nadia Scit percibe un mundo idílico en el jardín del Edén, sin erotismo, concupiscencia ni pornografía.
El libro intenta en la medida de lo posible desvelar el misterio del cuadro, explicando que sus extrañas figuras son símbolos usados por los alquimistas medievales para transmitir a un reducido círculo de iniciados las ideas propias de su arte, un arte secreto que quiere permanecer al margen del conocimiento general. La armonía del mercurio y del azufre, el fuego del atanor, el sello de Salomón, el andrógino, la dualidad, la unidad de los contrarios o la simbología de los colores, muy presente en la Edad Media tanto en la heráldica como en el rito sagrado, son elementos de los que se valen los alquimistas para comprenderse a sí mismos y que el espectador avisado puede entrever cuando contempla esta obra.
Libro ilustrado de bellísima factura, cargado de sugerencias sobre lo que es mirar un cuadro, sobre lo que fue la alquimia en la Edad Media (mucho más que el deseo de trasmutar los metales) y sobre lo que de simbología alquímica puede haber en el tríptico del Bosco.
Pero, en vez de dar la cara, la autora o autor se envuelve en un halo de misterio ocultando su identidad, o al menos sembrando la duda sobre ella, para jugar con el lector a un juego de despiste.
Habrá que asistir al acto de presentación del libro en el Museo del Prado para saber de verdad quién es Nadia Scit.