Prisma Internacional

¿Por qué se rompió Yugoslavia?

La muerte del mariscal Josip Broz Tito, en 1980, sumó a Yugoslavia en una grave crisis de identidad y dejó un enorme vacío de poder que más tarde fue ocupado por los nuevos líderes nacionalistas que, paradójicamente, procedían del antiguo partido comunista, la Liga de los Comunista de Yugoslavia. Las tensiones y disputas en clave nacionalista entre Croacia, Eslovenia y Serbia, sobre todo a raíz de la llegada al poder de Slobodan Milosevic, coincidieron en el tiempo con una grave crisis económica, el final de los sistemas comunistas en toda Europa del Este y una grave crisis de legitimidad del orden social y político establecido por Tito y vigente durante décadas. 

La responsabilidad de Milosevic en la ruptura yugoslava, junto a otros elementos, es crucial. Milosevic, que había ido escalando posiciones en el partido y había aprovechado la tensiones nacionalistas en Kosovo para apuntalar su poder, se hace con la dirección de los comunistas serbios, en 1986, destronando a su mentor hasta entonces, Ivan Stambolic, al que años más tarde, en el año 2000, llegaría a asesinar en una confusa trama en la que estaban implicados los servicios secretos serbios.

Los comunistas eslovenos abandonaron el congreso de la Liga Comunista de Yugoslavia en enero de 1990, en protesta por las políticas nacionalistas del liderazgo serbio bajo Slobodan Milosevic  y su negativa a reconocer la independencia eslovena. El abandono de la delegación eslovena fue un momento decisivo que provocó el desmembramiento del partido y, posteriormente, del país. Se rompía, de esta forma, el elemento que todavía cohesionaba en las seis repúblicas yugoslavas al Estado. 

En este contexto ya de abierta crisis, las elecciones presidenciales y parlamentarias en la Yugoslavia de 1990, realizadas entre el 8 de abril y 12 de abril de ese año, se celebraron en un contexto de profunda descomposición y fueron un punto de inflexión hacia la desintegración del país, ya que reflejaron el ascenso de nacionalismos étnicos que reemplazaron el antiguo sistema comunista en todas las repúblicas yugoslavas. 

Paralelamente a estos hechos, la Liga de los Comunistas Croatas comienza su proceso de moderación, alejamiento de las tesis de Milosevic y acercamiento a la narrativa nacionalista que propugna la independencia de Croacia.En ese orden de cosas, el comunismo en Croacia concluyó su ciclo histórico a finales de 1990, cuando el partido gobernante se disolvió el 3 de noviembre de 1990 y, un mes y medio más tarde, el parlamento croata rechazó el sistema comunista de partido único el 22 de diciembre de 1990, adoptando una democracia liberal con una nueva constitución.

Eslovenia y Croacia cada vez se mostraban más distantes de las posiciones de Serbia y concretamente de Milosevic. Mientras las tensiones nacionalistas eran cada vez mayores, el gobierno federal de Yugoslavia, liderado por el economista Ante Markovic, intentaba con una serie de reformas económicas poner fin a la gravísima crisis que sacudía el país y enderezar el rumbo. Sin embargo, las reformas económicas de Markovic en Yugoslavia fracasaron debido a la profunda crisis estructural previa, el auge del nacionalismo y las divisiones internas, y el fracaso de las políticas para detener la inflación y la recesión. 

Las declaraciones de independencia de Eslovenia, Croacia y Bosnia

Una vez fracasado Markovic, cada vez más aislado políticamente por Milosevic, que era presidente de República Socialista de Serbia, Croacia y Eslovenia declararon sus respectivas  independencias de Yugoslavia el 25 de junio de 1991, tras referendos en los que la mayoría de la población votó a favor. La declaración provocó el comienzo de la Guerra de los Diez Días en Eslovenia y un conflicto más prolongado en Croacia, y ambas declaraciones fueron finalmente reafirmadas y consolidadas después de un período de congelamiento de tres meses, establecido por el Acuerdo de Brioni el 7 de julio de 1991. 

La respuesta de Milosevic fue implicar al ejército yugoslavo -el JNA- en la secesión de las minorías serbias en Croacia y en la creación de una autodenominada “República Serbia de la Krajina”, cuyo territorio abarcaba una superficie de aproximadamente 17.028 km² y tenía una población de alrededor de 468.595 habitantes. Casi un tercio de Croacia quedaba bajo ocupación militar serbia y el país quedaba desmembrado entre una parte que quedaba alrededor de Zagreb y otra en la costa del  Adriático en torno a las dos grandes ciudades de esa zona, Split y Dubrovnik. Oficialmente, el ejército yugoslavo se había retirado de Croacia, pero dejando sus armas a las milicias serbias bien pertrechadas y participando descaradamente en la guerra entre las nuevas milicias croatas y los secesionistas serbios de la Krajina.

El ataque a la ciudad croata de Vukovar fue el hecho más representativo de esa implicación del ejército yugoslavo en la guerra croata. Durante el asedio de 87 días, entre agosto y noviembre de 1991,  el Ejército Popular Yugoslavo y fuerzas paramilitares serbias se enfrentaron a la Guardia Nacional Croata por el control de la ciudad. La batalla resultó en la masacre de cientos de civiles y prisioneros croatas por parte de las fuerzas serbias, la expulsión de miles de habitantes y dejó la ciudad en ruinas, convirtiéndose en un símbolo de la Guerra de Croacia. Yugoslavia desaparecía de una forma trágica y dramática, convirtiendo a la ciudad de Vukovar en una suerte de Guernica balcánico.

La ciudad de Dubrovnik también sufrió el asedio, sitio, bloqueo y bombardeo por parte del ejército yugoslavo, entre octubre y diciembre de 1991, causando la muerte de unas 600 personas en dichos ataques. Otras 33,000 personas fueron desplazadas de los alrededores de Dubrovnik y la ciudad sufrió serios daños en muchos de sus edificios históricos y de gran valor arquitectónico. La responsabilidad de Milosevic en todas estas acciones está comprobada y las mismas no hicieron más que ahondar el irreversible divorcio yugoslavo. 

Como colofón final, Bosnia y Herzegovina declaró su independencia de Yugoslavia el 5 de abril de 1992, tras un referéndum celebrado los días 29 de febrero y 1 de marzo de 1992. El referéndum tuvo un alto apoyo de los votantes musulmanes y croatas bosnios, principalmente, mientras que la comunidad serbobosnia boicoteó la votación, y su máximo líder, Radovan Karadzcic, ya había proclamado en esas fechas la República Srpska. Al día siguiente de la independencia, las fuerzas serbobosnias armadas por el ejército yugoslavo, que se habían atrincherado en los alrededores de Sarajevo, comienzan el asedio, sitio y ataque de la capital bosnia. Entre los francotiradores serbios, los ataques con obuses y el uso indiscriminado de la artillería morirían vilmente asesinados 14.000 ciudadanos de la ciudad y otros 50.000 resultarían heridos, en uno de los asedios más largos de la historia -1425 días en total, desde abril de 1992 hasta el 29 de febrero de 1996-. Había comenzado la guerra civil bosnia y Milosevic había clavado el último clavo en el ataúd de un país llamado Yugoslavia.