El sentido de mis letras...

Política, espectros y fantasmas

Hay esbozos de arte en las fachadas desconchadas de algunos pueblos que ilustran un tiempo que pasó, tuvieron su actualidad y ahora en su sobrevivencia son un presente como expresionismo abstracto con hábitat de fantasmas que son halos que recorren las ruinas interiores. A los fantasmas, es creencia general que hay que invocarlos, y eso es un gran error: los espectros de ultratumba vienen a tu encuentro. El problema es que tú los veas o no, o sepas interpretar que un escalofrío en la piel puede intuir su presencia. Yo no he tenido encuentros de ese tipo, pero si los tuviera les pondría nombre. Creo que hay fantasmas que van de “lanzadores de cuchillos” y no dan nunca en el blanco, y a ese fantasma femenino le llamaría Yolanda Díaz. Pienso que también hay fantasmas que si se aparecieran tendrías que saludarlos, pero sin hacerles   demasiado caso, que no interpreten que les tienes miedo : a ese aparecido le llamaría Pedro Sánchez. A veces he pasado por alguna de esas casas que delatan temor,  y te imaginas como un canto de sirena tras una verja, tras una puerta, con los cristales rotos de una ventana entre retazos de visiones de una realidad que nunca fue y nunca será, y... ¿quién es el aparecido? Carles Puigdemont. Si te ocurre eso, mantente firme, que no te embauque el cántico jamás oído de la independencia que teje a muchos una tela de araña de sonidos mágicos pero maléficos. No se preocupen, queridos lectores, pronto todos esos espectros de la viviente vida política, serán fantasmas políticos para toda la eternidad.